In memorian Mark Linkous
La cereza verde de tus uñas romas.
La roja, madura por morder azuluz.
Y sus dedos largos deshojando las hebras del moño de la abuela natura.
La extensión azabache de la caótica ristra de ajos labiados que penden de un hilo.
Quebrándose.
Arrebujándose.
Las lágrimas de chocolate y ante ese mar que crespa y atempera a esa maldita....béndita espera.
Ante el sofá de rocas y crisantemos, de piedras y flujos.
Reflujo.
Influjo.
Flujo de ambrosía.
Una tarde cualquiera, un círculo de anodinos paseos que no llevan sino hasta alguien.
Irremediablemente, inexorable languidecer.
El firme piso de mesar al rebelde y lacio frenesí.
Una lucha intensa, perseverante, dislocada, vehemente y neonata.
Cada día se nace y deshace.
A cada alba se acicala y adormila las chispas de un chasqueo.
Para regurgitar desde el grito más ópaco y perdido.
Enciendo otro que se consume por su propia bocaza.
Apago, uno más que se desmenuza ante el Norte del Sur.
Persuadir, invadir y redimir.
Ahondar, resabiar y dirimir.
El abstracto y figurante rastro del hechizo.
Altibajos en el desorden.
Del camastro al púlpito.
De la ira al aceite.
De almohadas al escondite.
Del síncope suspendido, al viceversa de la traviesa.
Sopa de gansos y naïfs ronroneos.
Los ladridos en la pared. Lamiendo las uñas que se estiran al delirio del deliquio.
Y ella, jarapa de ensueño, entubada a la letanía.
No te sonará nada y se dejará hacer.
No volverás a entreleer y se mojarán las sábanas.
El sudor es una micción fantasmagórica cuando sin beberlo se quiere.
No cuadrarás los cinco lados.
Siempre hay uno que cojea.
Es lo que tienen los nones.
Cinco en cada mano.
En cada pie el ahinco.
Se correrán las cortinas....
....y los pares, calcetines del ayer.
Zapatos para un mañana.
...y a cada paso, dedos cruzados.
Entre las manos, un solo lazo.
Ícaro ©
Hombre
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser -y no ser- eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
De Ángel fieramente humano. Blas de Otero
Tus retorcidos y escarmentados escritos.
ResponderEliminarTu sinfonía de emotividad.
Todo un arte el que provocas en nosotros.
Eres serenamente cercano y próximo. Un cielo
Se te admira tanto...
Mostrar menos
La chispa del caballo y la de su voz.. vaya cuadratura ¡¡¡¡
ResponderEliminar....Loupiac..
Wooopsssssssss
ResponderEliminarTus ultimas escrituras son de epocas antiguas verdad cielo ??'
Rescatando y poniendo el matasellos¿?
jajajajajaja
El peque está enorme ya veréis ya....
Muakssssssssss
https://www.youtube.com/watch?v=bH2I9fJ0ALk
ResponderEliminar^...^^ I feel
Quando si gioca con la parola indecenza,tu mi dai l'aria.
ResponderEliminarDelizioso e irriverente, caro.
Bacccissss
E una speranza molto dignitoso
Desgarrador y perspicaz... muy perspicaz...SparklehorseIcaro.
ResponderEliminarNo te lo digo... ni lo que pienso ni lo que dejaría de no hacer.....
ResponderEliminarTrotar y cabalgar
ResponderEliminarTrotar y cabalgar
Trotar y cabalgar.... y al paso....
Te admiro, porque sabooooooreas.....