Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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miércoles, 30 de septiembre de 2015

La rueda de la vida (www.ekrfoundation.org)





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Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. 

La gente bella no surge de la nada.


La rueda de la vida. Extracto. Elisabeth Kübler-Ross









Es el último libro que escribió Elisabeth Kübler-Ross, que falleció en el año 2004 y fue psiquiatra suizo-estadounidense y una de las expertas mundiales en el tema de la muerte, en ayudar a personas con enfermedades terminales y aplicar los cuidados paliativos necesarios en estos casos. Pionera en el campo de investigación de las experiencias cercanas a la muerte, al punto tal de ser reconocida como una figura de autoridad en la materia.
La Rueda de la Vida es una especie de autobiografía y también el testamento vital de la autora. Comienza describiendo su primera infancia, en su lugar natal, y sigue narrando su juventud y la determinación de estudiar medicina. Luego explica cuáles fueron los hechos que la condujeron a desarrollar su labor, su viaje a Polonia después de la Segunda Guerra Mundial, su matrimonio con un estadounidense y el traslado a los EE.UU., su trabajo con enfermos mentales y su entrada al mundo de la tanatología, disciplina y estudio que ella misma contribuyó a edificar. De este modo este libro viene a trazar una especie de arco que abarca la vida entera de esta maravillosa mujer que aportó al mundo toda su sabiduría y ayudó a miles de familias a través de sus escritos a encontrar consuelo ante la muerte de un ser querido. Sufrió varios ataques de apoplejía que le paralizaron el lado izquierdo, durante el año 1995, en el año 2002 concedió una entrevista donde expresó que estaba preparada para morir.




En el comienzo del libro la autora dice: “Tal vez esta introducción sea de utilidad. Durante años me ha perseguido la mala reputación. La verdad es que me han acosado personas que me consideran la Señora de la Muerte y del Morir. Creen que el haber dedicado más de tres decenios a investigar la muerte y la vida después de la muerte me convierte en experta en el tema. Yo creo que se equivocan. La única realidad incontrovertible de mi trabajo es la importancia de la vida. Siempre digo que la muerte puede ser una de las más grandiosas experiencias de la vida. Si se vive bien cada día, entonces no hay nada que temer. Tal vez éste, que sin duda será mi último libro, aclare esta idea. Es posible que plantee nuevas preguntas e incluso proporcione las respuestas. Desde donde estoy sentada en estos momentos, en la sala de estar llena de flores de mi casa en Scottsdale (Arizona), contemplo mis 70 años de vida y los considero extraordinarios. Cuando era niña, en Suiza, jamás, ni en mis sueños más locos —y eran realmente muy locos—, habría pronosticado que llegaría a ser la famosa autora de Sobre la muerte y los moribundos, una obra cuya exploración del último tránsito de la vida me situó en el centro de una polémica médica y teológica. Jamás me habría imaginado que después me pasaría el resto de la vida explicando que la muerte no existe”.








Nuestros miedos no evitan la muerte, frenan la vida.




domingo, 28 de junio de 2015

Con-fábula-cion: Kertész y las hormigax




































André Kertész, Budapest, Hungría, 2 de julio de 1894 - Nueva York, US, 28 de setiembre de 1985, fotógrafo húngaro. Es conocido por sus contribuciones a la composición fotográfica y por sus esfuerzos para establecer y desarrollar el ensayo fotográfico. Durante los primeros años de su carrera, sus trabajos no fueron apreciados debido a sus ángulos poco ortodoxos y a su deseo de conservar un estilo fotográfico personal. Incluso al final de su vida Kertész consideró que no había obtenido el reconocimiento que merecía. Actualmente, es considerado una de las figuras más influyentes del periodismo fotográfico.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Nicanor Parra, los cien años del legendario creador de la antipoesía

"El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil. Parra no escribe sobre la pureza (…) Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado".







Así describió el fallecido escritor chileno Roberto Bolaño a su compatriota Nicanor Parra, quien este viernes cumple cien años y está siendo homenajeado con exposiciones, charlas, artículos y documentales.
Irreverente, controvertido y eterno candidato al Nobel, Parra es uno de los poetas más influyentes de la literatura hispanoamericana contemporánea. Y más originales.








"De estatura mediana, / Con una voz ni delgada ni gruesa, / Hijo mayor de profesor primario / Y de una modista de trastienda", se retrata en "Epitafio", uno de los primeros textos de Poemas y Antipoemas, el libro que, desde su publicación en 1954, le granjeó amplio reconocimiento nacional e internacional.
"Flaco de nacimiento / Aunque devoto de la buena mesa; / De mejillas escuálidas / Y de más bien abundantes orejas; (…) Ni muy listo ni tonto de remate / Fui lo que fui: una mezcla / De vinagre y de aceite de comer / ¡Un embutido de ángel y bestia!", agrega en ese poema.

Dinastía de artistas

Nicanor Parra Sandoval nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico, una aldea cercana a la ciudad chilena de Chillán, situada a unos 400 kilómetros al sur de Santiago, la capital.
Sus padres, Nicanor Parra Parra, profesor de música, y Rosa Clara Sandoval Navarrete, quien también cantaba y tocaba la guitarra, fundaron una verdadera dinastía de artistas.
Varios de sus nueve hijos se dedicaron a la música, entre ellos Violeta, la célebre autora de "Gracias a la vida" y "Volver a los 17", y Roberto, en cuyas décimas se inspiró La Negra Ester, una de las obras más exitosas del teatro chileno.
El futuro poeta abandonó la casa paterna en 1932 y viajó a Santiago, donde hizo el último año de la enseñanza secundaria en el Instituto Nacional Barros Arana (INBA), antes de comenzar a estudiar matemática y física en la Universidad de Chile.







Nicanor Parra
El antipoeta retratado en 1935, año en que se publicó su primer texto conocido: "Gato en el camino".

Otro de sus hermanos, Eduardo, contó – en un número especial del semanario chileno The Clinic dedicado a los 90 años del poeta – que éste, mientras cursaba sus estudios universitarios, los fue llevando uno a uno a la capital, empezando por Violeta, para que estudiaran.
"Aparte de mantener el rendimiento, mi hermano nos puso una condición para traernos a Santiago: que dejáramos el canto y las guitarras", señaló.
Sin embargo, no lo obedecieron y el hermano mayor terminó por aceptarlo.
"Solo tiempo después, cuando volvimos de una gira con la Violeta, nos encontramos con la sorpresa de que Nicanor tenía su guitarra propia y que la tocaba. Nunca supe como aprendió", dijo.

Génesis del antipoema

El primer texto conocido de Nicanor Parra es "Gato en el camino", un cuento publicado en 1935 en una revista del INBA, donde trabajaba de inspector a cambio de comida y techo, mientras estudiaba en la universidad.








Dos años después apareció su primer poemario, Cancionero sin nombre, del que más tarde renegaría, hasta el punto de no incluirlo en su Obra gruesa por considerarlo "un pecado de juventud", demasiado influido por Federico García Lorca.
Poco antes se había publicado en Santiago la controvertida Antología de poesía chilena nueva, de Volodia Teitelboim y Eduardo Anguita, que marcaría profundamente a Parra.
El libro incluía (junto a poetas ahora menos conocidos fuera de Chile, como Rosamel del Valle, Humberto Díaz y los propios autores de la selección) a tres de los llamados "cuatro grandes" de la poesía chilena del siglo XX – Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha – y excluía a la cuarta, Gabriela Mistral, "una injusticia", según le dijera a BBC Mundo en 2004 el propio Teitelboim.


"Me sentí terriblemente impresionado por esta obra y pensé que yo podía hacer algo parecido; pero a los pocos pasos me pregunté acerca de la necesidad y la función de un trabajo de esta naturaleza. Y no pude contestar esta pregunta de inmediato", le dijo Parra a Mario Benedetti, en 1969, cuando el escritor uruguayo le inquiriera sobre cómo llegó a concebir el 'antipoema'.








Según Parra, poco a poco llegó a la conclusión de que "la poesía, tal como se la practicaba, en cierta forma divergía de lo que podemos llamar la noción de vida. Partía solamente de ella, pero no volvía".
Fue así que decidió que había que inyectarle vida a la poesía chilena, creando una antítesis de ésta, la "antipoesía".
Sobre los "cuatro grandes", una observación de Bolaño en el catálogo de la exposición Artefactos Visuales de Parra, en Madrid, 2001: "Parra también es crítico literario. Una vez resumió en tres versos toda la historia de la poesía chilena. Son estos: 'Los cuatro grandes poetas de Chile / Son tres / Alfonso de Ercilla y Rubén Darío'".




Shakespeare y Kafka

Después de terminar sus estudios universitarios, Parra enseñó durante varios años matemáticas y física en Chillán.
"Considerad, muchachos, / este gabán de fraile mendicante: / soy profesor en un liceo obscuro, / he perdido la voz haciendo clases. (Después de todo o nada / hago cuarenta horas semanales). ¿Qué les dice mi cara abofeteada?, / ¡verdad que inspira lástima mirarme!", escribiría después en "Autorretrato".








En 1940 se casó por primera vez, con Ana Troncoso, con quien tuvo tres hijos. Luego tendría tres más, con otras dos mujeres.
En 1943 viajó a Estados Unidos a realizar estudios de posgrado en mecánica avanzada, en la Universidad de Brown, y al regresar a su país comenzó a enseñar en la Universidad de Chile.
En 1949, con una beca del Consejo Británico, llegó a Reino Unido con la intención de hacer un doctorado de cosmología en la Universidad de Oxford, que nunca terminó porque, en lugar de centrarse en las matemáticas, dedicó su tiempo a escribir poesía.








Mientras que en EE.UU. había profundizado sus lecturas de Walt Whitman, en Inglaterra se nutrió de la obra de John Donne, William Shakespeare, William Blake, T.S.Eliot, Ezra Pound y Franz Kafka, a quien consideraba su "maestro absoluto".
En 1954, poco después de su regreso de Europa, se publicó en la revista chilena Extremo Sur un conjunto de 20 poemas, que décadas más tarde Parra también excluiría de su Obra Gruesa, los "Ejercicios retóricos", notablemente influidos por Whitman.
También entonces apareció su segundo libro, Poemas y antipoemas, escrito en gran parte en Oxford, que termina con el que muchos consideran su mejor texto, "Soliloquio del individuo".
Aparentemente, Parra pensaba llamar al libro Oxford 1950, pero optó por Poemas y antipoemas luego de ver, en la vitrina de una librería de la ciudad inglesa, un ejemplar de Apoèmes, del escritor francés Henri Pichette, publicado poco antes.
Los 'antipoemas' se caracterizarían, entre otras cosas, por un enfoque narrativo, con frecuencia alrededor de un antihéroe, y un lenguaje primariamente coloquial, en el que se destacan el humor y la ironía.
"Hubo un tiempo en que yo no aceptaba en los antipoemas sino expresiones coloquiales", le dijo a Benedetti.
"El test que aplicaba a una expresión era si podía usar o no en una conversación real; después me tranquilicé un poco y acepté también como elementos vitales las propias creaciones humanas", agregó.






Artefactos visuales

Si entre el lorquiano Cancionero sin nombre y Poemas y antipoemas pasaron casi 20 años, a su segundo libro le siguieron varios más en relativamente rápida sucesión, entre ellos La cueca larga (1958), Versos de salón (1962), Manifiesto (1963), Canciones rusas (1967), Obra gruesa (1969), Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo del Elqui (1977), Poesía política (1983) y Hojas de Parra (1985).








Parra también creó numerosas obras visuales, que comenzaron con su participación en el diario mural Quebrantahuesos, junto al poeta Enrique Linh y el cineasta Alejando Jodorowsky, entre otros, en 1952.
Dos décadas después, a partir de la publicación de Artefactos – una caja con tarjetas postales en las que aparecen dibujos, fotografías y textos que, según Parra, son restos de lenguaje resultantes de la desintegración de los 'antipoemas' – realizó trabajos visuales con frecuencia.
En 2006, una exposición llamada Obras Públicas, en el Centro Cultural Palacio de La Moneda de Santiago, reunió muchos de sus 'trabajos prácticos', junto a sus tablitas de Isla Negra y sus divertidas bandejitas de cartón en que se ríe de todo y de todos, desde sí mismo hasta el Papa.
En una de ellas dice: "El Nobel! El Nobel! Esto ya parece el cuento del lobo…", en referencia al elusivo premio para el que fue postulado en varias ocasiones y que nunca recibió.








En su país sí le dieron todos los galardones habidos y por haber, desde el Premio Municipal de Poesía de Santiago, en 1938 y 1955, hasta el Premio Nacional de Literatura, en 1969, y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en 2012.
Fuera de Chile, le otorgaron, entre otros, el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, en 1991, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 2001, y el Cervantes, en 2011.
Pero tal vez su mayor reconocimiento fue el impacto que tuvo en otros escritores.
Lo que dijo de él el novelista argentino Ricargo Piglio en una entrevista lo ilustra muy bien:
"Todavía me acuerdo de la tarde en que compré Versos del salón, en la vieja librería Palumbo de la calle 6. Todavía veo el libro en la vidriera, la edición de Nascimiento. Me senté a leerlo en el bar Pérsico, frente al correo, y cuando me levanté era de noche y yo era otro".

La izquierda y la derecha unidas…








Nicanor Parra

En 1969, en momentos en que se esperaba – y a veces se exigía – que los artistas latinoamericanos tomaran posiciones de izquierda, Parra le dijo a Benedetti que aunque la Revolución Cubana le interesaba profundamente y le afectaba mucho lo que estaba sucediendo en Vietnam y en África, él no era un poeta político.
Un año después, gran parte de la izquierda latinoamericana rompió con él luego de que asistiera, junto a otros poetas, a un té ofrecido en la Casa Blanca por la esposa del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. Algo parecido le había pasado a Pablo Neruda por haber visitado EE.UU. en 1966.
Después del golpe militar encabezado por Augusto Pinochet en 1973, Parra, que había apoyado al derrocado gobierno socialista de la Unidad Popular, decidió quedarse en Chile.
Según uno de sus colegas en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, Parra le dijo que no se iría porque su poesía se nutría de lo que pasaba en su país.








Aunque, según cuentan, en sus clases Parra no hablaba ni a favor ni en contra del gobierno militar, en 1977 el diario La Segunda aseguró que su obra teatral Hojas de Parra era "la más insolente crítica contra nuestro proceso, contra el 11 de septiembre y contra quienes en un supremo esfuerzo sacaron a este país de las garras del marxismo".
Parra abogó por el retorno a la democracia, durante el plebiscito de 1988, en que los chilenos debían elegir si querían o no que Pinochet permaneciera en el poder.
En entrevistas posteriores señaló que, en su opinión, aunque durante el gobierno militar se tomaron varias medidas positivas, fueron "a corto plazo".








"Lo que pasa es que cuando se piensa en Pinochet, también se debe pensar en las atrocidades que se cometieron. Y ante eso hay que ponerse firme. Hay que saber qué pasó, no para vengarnos de nadie, sino que para sacar una lección", le dijo a El Mercurio en 2.001..
Después de todo, fue Parra quien escribió, en uno de sus más memorables Artefactos Visuales, que: "La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas".
Y sobre la muerte puso en una de sus bandejitas: "Para eso se hizo la muerte. Para medir el trascurso del tiempo".le dijo al Mercurio en 2001.
El poeta también le recordó al entrevistador que él nunca había militado en ningún partido político.
Después de todo, fue Parra quien escribió, en uno de sus más memorables Artefactos Visuales, que: "La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas".
Y sobre la muerte puso en una de sus bandejitas: "Para eso se hizo la muerte. Para medir el trascurso del tiempo".





Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/09/140422_nicanor_parra_chile_crz

sábado, 28 de febrero de 2015

Cuando todo, y digo todo, se arreglaba con un abrazo



Borrador creado a finales de Octubre '14, ha llovido lo que tenía que llover. Y la primera cosecha es absolutamente preciosa, por lo laboriosa y fructífera. La semilla y el fruto, son sangre de su leche y leche de su sangre. Llega mi padre, Marzo, y con él, comienza el deshielo, a brotar azul destajo. Aunque fue un invierno tórrido, arpitano, nutriente y maravilloso. Un invierno singular: El sastre no tenía hambre y de sed un peplo de tiro largo lamió. Momentos insospechados y conocimiento allá dónde los sueños son cotidianidad, vida, pasión noble, humildad, ternura, coraje y lealtad. Gracias a quienes me dieron de beber, a quienes sacié su sed.
 
Willy Ronis



                                             

                                                       ".........Can you see me caving  in?....."





La piedad




1


Soy un hombre herido.
Y yo quisiera irme
y llegar finalmente,
piedad, a donde se escucha
al hombre que está sólo consigo.

No tengo más que soberbia y bondad.

Y me siento exiliado en medio de los hombres.

Mas por ellos estoy en pena.

¿No sería digno de volver a mí?

He poblado de nombres el silencio.

¿He hecho pedazos corazón y mente
para caer en servidumbre de palabras?
Reino sobre fantasmas.

Hojas secas,
alma llevada aquí y allá...,

No, odio el viento y su voz
de bestia inmemorable.

Dios, ¿aquéllos que te imploran
no te conocen más que de nombre?

Me has arrojado de la vida:
¿me arrojarás de la muerte?

Quizá el hombre también es indigno de esperanza.

¿Hasta la fuente del remordimiento está seca?

El pecado, qué importa
si ya no conduce a la pureza.

La carne apenas recuerda
que tuvo fuerza una vez.

Loca y gastada está el alma.

Dios mira nuestra debilidad.

Queremos una certeza.

¿Ya ni siquiera te ríes de nosotros?

Compadécenos entonces, crueldad.

No puedo seguir amurallado
en el deseo sin amor .

Muéstranos una huella de justicia.

Tu ley, ¿cuál es?

Fulmina mis pobres emociones,
libérame de la inquietud.
Estoy cansado de gritar sin voz.











                                                                                 "....Trapped in a prism
                                                                                 In a prism of light
                                                                                 Alone in the darkness
                                                                                 Darkness of white
                                                                                 We fell in love
                                                                                 Alone on a stage
                                                                                 In the reflective age....."








2


Carne melancólica
donde una vez pululó la alegría,
ojos entreabiertos del despertar cansado,
¿ves tú, alma demasiado madura,
lo que seré caído en la tierra?

Está en los vivos el camino de los difuntos,

nosotros somos una riada de sombras,

y ellas el grano que explota en el sueño,

de ellas es la lejanía que nos queda
y de ellas la sombra que da peso a los nombres.

La esperanza de una gran sombra
¿sólo es esto nuestra suerte?

¿Y no serías tú más que un sueño, Dios?

Temerarios, por lo menos un sueño
queremos que sea semejante a ti.

Es parto de la locura más clara.

No tiembla en nubes de ramas
como pájaros de la madrugada
al borde de los párpados.

En nosotros está y languidece, llaga misteriosa





Willy Ronis


 



3

La luz que nos aguija
es un hilo cada vez más sutil.
¿Sólo deslumbras matando?
Dáme esta alegría suprema.







 



4

El hombre, monótono universo,
cree acrecentar sus bienes,
y de sus manos febriles
no salen, sin fin, más que límites.

Pegado al vacío,
a su hilo de araña,

no teme ni seduce
más que a su propio grito.

Evita el desgaste haciendo tumbas,
y para pensarte, Eterno,
no tiene más que blasfemias.





Giuseppe Ungaretti








Willy Ronis



"...Sí, la libertad es mía y se como me siento, es una nueva alba, es un nuevo dia, es una nueva vida para mí y me siento bien."