Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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jueves, 22 de enero de 2015

Hierba fresca

Ícaro




Ícaro
¡Que pequeña eres brizna de hierba, qué pequeña !. Sí, pero tengo toda la tierra a mis pies. Entre mis huellas y mis manos, entre el azabache resplandor de tus cabellos y el deslumbrante sol de tu mirada. No me hace falta nada más... sólo que corra el agua, que la semilla crezca, y que esta tierra de paz y armonía; de lucha y respeto siga siendo tan ínfimamente sincera y sobretodo... no deje de ser brizna.



                                                        " ... como el silbido de una campana..."


                                             

Hierbavieja, hierbanueva


Adrian Campfield




Otoño. Que sea otoño. Que sea otoño y que llueva. Mucho. Que haya leños ardiendo en un brasero. Y un gato. Que haya un gato y que sea negro y que mire de amarillo y que se enrosque y que nos enseñe un poco a vivir. Pero por sobre todas las cosas que sea otoño. Que le falte un vidrio a la ventana. Que entren por ese hueco la lluvia y el frío. Que tengas ganas de besarme. Muchas ganas. Que un hombre te espere en otra parte. Que sea otra vez otoño. Otoño y Que llueva. Y que no vayas. Que te quedes conmigo. Que sea otoño otra vez y que te quedes.

Yo sabía que había un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato. 
Te amaba tanto que para que durmieras tranquila me levantaba por las noches y les daba de comer al tigre, al orangután y a la araña. 
Como no me amabas te resultó fácil creerme loco y no quisiste más vivir conmigo. Me obligaste a tomar un tren. 
Casi todos los pasajeros descansan con los ojos cerrados. Yo no. No puedo relajarme. Miro la luna por la ventanilla y pienso que estás dormida y que no sabes que hay un tigre debajo de la cama, un orangután en el armario y una araña gigante dentro de un zapato. 


Reuní un congreso de hormigas putas para que masticaran las hojas de tu recuerdo. Te borré de las paredes, del techo, del aire. Dediqué días y noches a borrarte. Lijé maderas, sombras y sábanas. Borré tu culo de las sillas. Hice un trabajo de borradería tan bueno que, si algún día volvés, cuando trates de hablar, verás que tenés borradas la lengua y las palabras.

José Sbarra






Adrian Campfield






Invierno, invierno. Es invierno, y todo encharcado, uncido, anacondas en las cuchillas y cuchillos de madera. Tan ardientes como el agua. Y que haya una perra que maulle descalza, y que ante toda ventana se de la vuelta, se encarame y mueva su cola mientras el péndulo de su lengua dibuja carámbanos en el vaho de quien llega a casa. Suena el timbre, la esterilla se abre al Párnaso. El picaporte se entorna de vida, de vida auténtica, sin patrañas. La noche se desnuda en la más íntima picardía. Edredón orejudo e invierno corajudo. Mañana de nuevo será invierno, y de nuevo jugaremos al amor, a ese copo que ni es agua, y sí sustento...a ese vaho que es verdadero, auténtico, leal. Es invierno, y cuando parecía crudo, es magro, tierno, maravillosamente frío por fuera y ardiente por dentro.

Yo no sabía que había un colibrí en un cajón, ni zánganos entre las cortinas, ni un elefante en los zapatos, ni siquiera descubrí la zorra que como un pájaro carpintero podaba en la vendimia de las cepas castradas carroña para cabras y cabrones. No, no lo sabía. Tomé distancia, y la zorra tiró al Monte, el carpintero imaginario construyó un palacio de cerillas al elefante, el colibrí prendió vuelo...y al fuego... los zánganos liberaron las manecillas de los hilos, y la cortina rasgada, fundida, olvidada, así quedó. Con soltura, ligereza y ausencia, lancé los zapatos al matadero. No me hacia falta una cama romana, ni un camastro persa, ni tampoco una camilla en la uci, ni una litera en la jaula de los grillos. Ya no. Ya no he de ponerlos donde cualquiera los puede lanzar. Hace mucho que ya no. Pero hace más que los sajé de aquel espanto. Ahora, descalzo, bailoteo como un pato mareao, pero feliz, sobre el pajar, forjado de heno fresco, limpio, confidente y sereno. Un lugar llamado hierbanueva. Una maravilla de sencillez y cotidianidad. El puto paraíso.

Me arrastraron hasta un camposanto de agua tranquila y límpida una familia errante de hormigax... cómplices, caminantes, inquietas y compañeras, les ofrecí un plato de leche y un cuenco de migas. Las muy puñeteras dibujaron tus cuatro letras con inusitada algarabia. Dejaron atrás, muy atrás aquella hierbavieja que estaba sucia, podrida...y que la nueva, la hierbanueva, destilaba y desprendía lo que me había perdido durante tanto tiempo en el Monte de la Mentira. Resabiadas y audaces, imponentes e intuitivas... del cuenco al plato, y viceversa... amasaron el mapa que me llevó hasta al regreso de mí mismo... el rastro es la brújula hacia el cruce de tu mirada. Y ahora...¡Cómo me alegro! camino de ellas, de ti. En ti, en ellas.

Ellas, inteligentes no precisan del reconocimiento interesado y enjabonado de los reflejos de un espejito mágico que les mienta verdades y oculte la más espantosa realidad. Y es que tu no pierdes el tiempo maquillando tu vida. Eres tan sencilla, tan humilde, tan libre de milongas, tan auténtica de carnes y tuétano... y ahí, en ese pajar de libertad donde tu sonrisa y tu mirada no separan realidad y sueños, encontramos  sembramos la gran sombra.. la hermosa y pura sombra. La buena.

Hierbanueva, tierna, fresca, jovial, limpia y natural, tan natural que la vieja se entierra ella sola.

Ícaro



un



Mmm mmm mmm mmm

Dedicado a mi padre, un hombre bueno, humilde, íntegro y honesto. La persona más noble que conoció mi vida entera.






                                              "...su pelo se había tornado de negro a un blanco brillante."



Ruud Albers




El pájaro de lujo ha mudado de estrella
Aparejad bajo la tempestad de las lágrimas
Vuestro ataúd a vela
Donde se aleja el instrumento del encanto

En las vegetaciones de los recuerdos
Las horas en torno de nosotros hacen sus viajes

Va rápido
Va rápido impulsado por los suspiros
El mar está cargado de naufragios
Y yo he alfombrado el mar para su paso

Así es el viaje primordial y sin pasaje
El viaje instructivo y secreto
En los corredores del viento

Las nubes se apartan para que él pueda pasar
Y las estrellas se encienden para mostrar el camino

Qué buscas en los bolsillos de tu chaqueta
Has perdido la llave

En medio de ese zumbido celeste
Vuelves a encontrar en todas partes tus horas envejecidas

El viento es negro y hay estalactitas en mi voz
Dime Félix
Has perdido la llave del infinito

Una estrella impaciente iba a decir que hace frío

La lluvia aguzada comienza a coser la noche

Vicente Huidrobo



[*]


[*]  Pinturas de Vilhelm Hammershøi


Imagine Dragons

Dedicada a Somerville, lugar azul donde los haya.









"Cuadro..."

Construimos el orden de la mesa,
el follaje de la ilusión,
un festín de luces y sombras,
la apariencia del viaje en la inmovilidad.
Tensamos un blanco campo
para que en él esplendan
las reverberaciones del pensamiento
en torno del ícono naciente.
Luego soltamos nuestros perros,
azuzamos la cacería,
la imagen serenísima, virtual,
cae desgarrada.



Ida Vitale





Andre Torres















Lilas... del valle....

Violetas imperiales, 1938



Salvador Dalí




La Fundación Dalí ha anunciado este lunes (12 Enero '15) la adquisición de «Violetas imperiales», un óleo de Salvador Dalí de 1938 con cuya compra se da por cerrada la celebración del 40 aniversario del Teatro-Museo Dalí de Figueres. La obra, que permanecía en manos de un particular que prefiere mantener el anonimato, podrá verse a partir de mañana mismo dentro del itinerario del museo.
En la obra, un óleo sobre tela de 100 x 142,5 cm, Dalí se inspira en la Guerra Civil española e interpreta la inminencia de un conflicto bélico en Europa oscureciendo la gama cromática de sus pinturas y situando en el centro de la escena un teléfono desconectado, perdiendo así toda función comunicativa.
De este modo, «Violetas imperiales» parodia el uso que del teléfono hicieron Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier en 1938 durante el Pacto de Múnich, unas conversaciones que no lograron evitar el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Asimismo, el cuadro presenta un Dalí aún surrealista que sitúa unas sardinas (o arenques) cerca del plato que contiene al teléfono. En cualquier caso, «Violetas imperiales» es un óleo que contrasta con la luminosidad de las obras anteriores inspiradas en el Mediterráneo y es recibida como una pintura oscura, poco esperanzadora y de difícil interpretación.
La pintura perteneció originalmente al que fue mecenas de Salvador Dalí en aquella época, Edward James, que en 1941 la donó al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). El MoMA incluyó la pieza en la exposición retrospectiva que organizaba en aquellos momentos y, años más tarde, la subastó, por lo que ha permanecido en manos particulares hasta ahora.
Antoni Pitxot ha detallado frente al cuadro, que contará con un espacio propio en el Teatro-Museo durante los próximos meses, su composición, en un tono oscuro velado «de sepia y un poco de azul de Prusia» para conseguir «un cromatismo lúgubre», poco frecuente en la obra de Salvador Dalí.



Un tiempo para los caballos borrachos (2000)









Es Bahman Ghobadi, para mí, el único director del medio oriente actualmente capacitado para hacer de sus películas obras de arte. Es un músico frustrado que se inició en la fotografía antes de dedicarse al cine, que tuvo una infancia marcada por una etapa nómada en la que muchas familias kurdas trataban de huir de los continuos bombardeos iraquíes y por el posterior abandono de un padre autoritario. Ésas semillas han hecho de él un director atípico, sin una cultura cinéfila destacable, con un dominio sobresaliente del sonido y de la imagen, cuyo plan de trabajo suele consistir en escribir en un folio la línea argumental principal e integrar en ella las anécdotas más adecuadas de las que le van contando los habitantes del lugar, que decidió desde su primer corto que dejaría el cine si éste no le permitía contar las vivencias de su pueblo con la misma fuerza con que las transmitía la palabra hablada.






Y he aquí su primer largo: tierras yermas, comercio clandestino, minas por los senderos, emboscadas en la frontera… Y, entre todo esto, nuestros protagonistas, unos hermanos que han quedado huérfanos, que tienen en Ayoub a un cabeza de familia demasiado joven y en Madi a un lastre demasiado pesado. La historia empieza y acaba en dos puntos cualesquiera de sus vidas, se construye a base de retazos, y su dramatismo es reforzado con un montaje brusco y seco, un reguero de sonidos atronadores y la hipnótica mirado de esos críos, unos actores escogidos de entre los vecinos del pueblo. ¿Cómo es posible entonces que sus lágrimas parezcan tan sinceras? ¿Acaso estamos viendo escenas reales que acontecieron durante este rodaje "improvisado"? Me temo que sólo el director podría aclarárnoslo. Pero, fuera cual fuera su respuesta, una cosa es segura: lágrimas así sólo pueden derramarse si se ha experimentado ese dolor.

A estas alturas podríais preguntarme qué es para mí el infierno, y yo os contestaría que ni fuegos crepitantes ni calderas hirviendo, sino el insoportable llanto de un niño minusválido que tiembla desamparado en los helados páramos kurdos.









lunes, 12 de enero de 2015

Sonora


Ici


Ícaro


Se postró de espaldas, con el rostro frente al mío.

Me dió su nuca.

Le dí mi aire... íncreiblemente hermosa, inalterable, atemporal.... permitió que mis palmas recorrieran todo el volcán de su belleza dormida. Perfilamos con el roce, sin apretar, sin anudar... recorriendo cada mapa invisible que nacía entre el jadeo de un suspiro y el gemido del silencio. Cada recoveco que presumía de adormilado, cada poro que manaba en fuente de vida. Cada lazo que crece de la complicidad.

Se dió la vuelta, al trasluz. Entre la gasa de aquella cortina blanca y el aire que perfumaba la corriente... el pestillo baldado. Vencido. Todo se inquietaba.

Me dió sin el derroche de lo recíproco, a destajo.. entre sus latidos y los míos. Sin música predispuesta, con el sonido nervioso y crepuscular de todo aquello que brota sin caducidad ni opacidad... el felpudo que sólo recibe a quien quiere y los pasos que se acercan por deseo, no por costumbre...

Le dí mi sorpresa, ajeno a que aún, sin esperar nada a cambio... se encuentra lo más insospechado del olvido.. descubrir la cercanía en la invisibilidad, la transparencia en las costuras. Aquella filigrana que como un tirabuzón alegre despierta cuando percibes que lo profuso era padre eterno. Y que ahora, viudo de penas, despierta al conocimiento, a ambos. A un descubrimiento sin velas.. de cera que se derrite al roce.

Me abrió sus muslos. Durmió su sangre. Y convulsa, se dejó zarandear como cuando una pared desnuda troquela la carne trémula, caliente, azarosa que la azuza hasta el deliquio. Y allí en aquella alcoba donde Dorothy Parker hubiera musitado viejas palabras que nacen de lo que nunca se escapa de la jaula lunar... Sonora, me atiborro de acordes táctiles, de sonidos imperceptibles, de besos robados, de formas opulentas y desde su fondo voluptuoso...me volvió a entreabrir, a abrir sus muslos, sus ingles, sus labios.... como una ostra fresca hambrienta de gotas de limón anegando sus deseos...de gotas de leche cuajando su excitado nerviosismo...

Fermentaba su rubor.

Lechosa y emocionada. Aquella lluvia de Montparnasse era blanquecina... hija de Mador y dueña del Sudor. No esperaba más, ni deseaba menos.

Que cayera resbalando, sin detenerse, que sembrara sin fruto... sólo el seseo, el dulce seseo de dejarse resbalar hasta donde las manos resisten...



Y allí, recién llegados al nuevo mundo empezamos a pintar con los labios lo que los dedos recorrían, donde las frías noches de invierno son hijas de la Inspiración, Sonora se acalló para dar rienda suelta a lo abstracto y racional de Beckett, a los matices de Matisse. Turbábamos en ese punto donde uno sabe, siente, percibe que aquello deja ser casi humano y se convierte en mágico, en único, en tan especial que atormentará después....cuando el recuerdo subyuge a la espera. Rememorar, como cuando la cáscara de una nuez navega en el océano del paladar.

El vinilo crujía y los adoquines de Montparnasse a lo lejos cruzaban charcos, como si Modigliani bajara sus pestañas para toparse con el iris de Hebuterne... Sonora sin grandilocuencias, sin jabones ni perfumes... al natural colmaba, rebosaba y deslumbraba las pocas luces que de madrugada nadie ve... Indemne a las horas altas de tacones descalzos. Era, es turbadora.

Y así, mientras los silencios despertaban a la duermevela, descolgó dos viejos cuadros, se sentó sobre unos libros y con una sábana arropó su hermoso cuerpo cual fular de nubes sin hijas...agazapando lo que se entreve al trasluz de lo rotundo.

....se apoyó sobre los dedos de sus pies...y sus gemelos tensos, blancos.. invitaban a ser vistos desde la copa de sus hojas... a ser el viento que los mueve, remueve... a ser lluvia nacarada e inventar el río de la vida... A nacer un nuevo gozo, una nueva forma. Una cuna sagrada de emociones y sentimientos.

Se soltó el pelo.

Su largo pelo castaño... se recostó sobre un baúl y reclinó su nuca sobre aquel ventanal, levantó su mano y con su mirada encontró lo que la mía buscaba.

Me preguntó: - ¿Qué hacemos con los cuadros...? Aquí no pegan.

Y les dimos la vuelta.

Cara a la pared.

Castigados y sin garbanzos bajo las rodillas.

Comulgamos a la adivinanza del acertijo más ancestral.

Y comprendimos que cada mirada entiende lo que desea encontrar....sin ser vista.

...sin preguntas, no hacia falta respuestas.

Sonora... empezó a jugar con sus dedos, con sus sienes y el laberinto de sus cabellos, a jugar sin cepillo...ni cuerdas. A mesar lo que sin pedir se desliza, a contemplar lo que no tiene cuerpo, ni tiempos. A señalar donde se escapa la razón...

Y allí, la miel cubrió de su peculiar ritmo lo que pocos conocen.

Cuando hace frío... gotea densa... casi tortuga voladora... para tocar la blanca espera; cuando hace tanta calor... se evapora para enroscarse y mezclarse con el agua corporal de los sentidos, de los deseos. Pero perdura. Siempre perdura.

La miel es el más sabroso de los mejunjes.

Cuentan que nace del laborioso panal.... pero no saben, que nace de donde menos lo esperas.

Del ancestral lugar donde todos nacimos.

Sonora, imperturbable, radiante... se untó las yemas y me dió de comer.

Teníamos hambre, tanta que la sed se olvidó de nacer.








Ícaro

Se ti serve la mia mano per nuotare... Grazie ma stasera io vorrei morire

Cine, cine, cine, más cine.... s´il vous plâit...que todo en la vida es cine, que todo en la vida es cine, y los sueños.... cine son.


¡



El año acabó pletórico....


Revisioné   Io e Te (2012) Bertolucci... iniciática, convulsa, íntima y adicta, tan adicta que mesa. Que te mesa la consciencia más púber y te ofrece sueños sin picos en las estrellas fugaces. Y si además, Muse, Arcade Fire, Red Hot, The Cure, Bowie la arropan... el estruendo holístico es sin par. Una maravilla para hurgar, hurgarse. Para tocar, tocarse.

Para amar, amarse.








Pude encontrar por fin la escalofriante, Las Tortugas también vuelan (2004) de Ghobadi. Me costó muchísimo pero Sant Antoni es un joyero de hilo fino y prenda adusta....





De aquellas películas que deberíamos recordarla cada noche cuando nuestras quejas y problemas se creen el ombligo de nuestro pequeño mundo.

No sabemos lo que tenemos....





Y luego.... Chía, Sonora, Tucson... el puente transocéanico de la más dulce realidad. Volver a vivir, a gozar del azul, de la luz, del azuluz más tierno, tórrido e incipiente....caray vuelan los días y aterrizan las nanas... 

Apapáchame.







En V.O. sin cuartelillo, a destajo, on the road Interstellar, Mr. Turner, La sal de la tierra, The Imitation Game... bufff.... esperando el Birdman de mi amado Gozález Iñárritu... 




Y los sueños cine son.

Que la vida no tiene guión....

...y la Chía desmenuza el huesescillo de la Papaya.





El año empezó inmejorable, despejado, limpio, sereno, azul y lo mejor, en paz.





Recuerdos de la pequeña casa del canto

Francesca Woodman
¡



Era azul como su mano en el instante de la muerte. Era su mano crispada,
era el último orgasmo. Era su pija parada como un pájaro
 que está por llover, parada para recibirla a ella,
la muerte, la amante (o no)


Ya no sé hablar. ¿Con quién?

Nunca encontré un alma gemela. Nadie fue un sueño. Me dejaron
con los sueños abiertos, con mi herida central abierta, con mi desgarradura.
Me lamento; tengo derecho a hacerlo. Asimismo, desprecio
a los que no se interesan por mí. Mi sólo deseo ha sido


No lo diré. Hasta yo, o sobre todo yo, me traiciono. Como un niño
 de pecho he acallado mi alma. Ya no sé hablar. Ya no puedo hablar.
 He desbaratado lo que me dieron, que era todo lo que tenía.
Y es otra vez la muerte. Se cierne sobre mí, es mi único horizonte.
Nadie se parece a mi sueño. He sentido amor y lo maltrataron, sí,
a mí que nunca había querido. El amor más profundo desaparecerá
para siempre.
¿Qué podemos amar que no sea una sombra? Murieron ya los sueños
sagrados de la infancia y la naturaleza también, la que amaba




                                           abril, 1972

Alejandra Pizarnik







Texto: poema tomado de Alejandra Pizarnik. Poesía completa (Lumen).
Nota de la editora: "Se restituye a este texto la parte omitida en
Textos de Sombra y últimos poemas, Sudamericana, Buenos Aires, 1982.
Es la que precede a 'No lo diré...', en hoja aparte donde figura el título
y lleva un 'sí' anotado a mano por AP.
Se suprimen
los puntos suspensivos de la edición de 1982".



http://alejandrapizarnik.blogspot.com.es























Canino (2009)










viernes, 9 de enero de 2015

Puntualizaciones




Sonora, México. Roberto Quesada








Los e-mails, siento a veces responderlos con días de retraso, así como las respuestas a las entradas. La vorágine nos lleva a estirar las horas como chiclés y éstos, como éstas se cortan y rasgan con la fragilidad y la alevosía de la inercia y la cotidianidad, que no por salvaje e indómita, aligera o libera. La ausencia no es olvido, quizás todo lo contrario...


Las respuestas a entradas con falta de respeto, insultos o maquiavélicas dobles intenciones, así como con vetas racistas, fundamentalistas, xenófobas son eliminadas de cuajo, así como el spam o la publicidad de ipso facto es guillotinada.

Las entradas son programadas. En contadísimas excepciones son aquí te pillo, aquí te publico.

Perdonar aquellos que respondéis o os ponéis en contacto a través de algún idioma que no sea castellano, francés o inglés. Sobre todo en alemán, que son bastantes, agradeceros vuestras visitas y mensajes.

La primera entrada del año 2.015, fue escrita y meditada hace un par de meses. Dudé en publicarla. Pero me prometí serme sincero. Y así me siento, honesto conmigo mismo.

Las fotografías en las que reza Ícaro, son tomadas por mí.

El leitmotiv de este blog no es otro que el de compartir poesías, citas, relatos, fragmentos, obras fotográficas y artísticas que me emocionan, propias o de terceros. Entreabrir sentidos, emociones, ventanales y resquicios. Si alguna persona se siente agraviada o entiende que se vulnera la propiedad de su obra, puede enviarme un e-mail ( lapaznoesunperfume@gmail.com ) y eliminaré el elemento en cuestión enseguida.
























lunes, 5 de enero de 2015

Tres cielos en una tierra. Una tierra, sin cielo.

Todo empieza como cuando era chico:

"Queridos reyes magos:


A ella la ví nacer, y no crecer.

A ellos los ví nacer, y crecer.

Ella está lejos, tierra, faro, orilla, mundo.

Agua, luz, aire, barro; también lo están.

El vacío es inaguantable.

Y estos últimos meses han sido más que duros. Queratinan. Consumen. Difuminan.

Hice del sayo del dolor mi cotidianidad, convivir con el amor huérfano, con lo auténtico lesa hasta creer que nada importa. Te acostumbras a esa rutina mortecina. A ese duelo fraticida. A esa espina que sabe que una rosa pura perfumada de ausencia deshiela las vanas, ya, esperanzas de volver a sentir la pasión que movía nuestros días, cada noche, toda una vida.

Sólo voy a pediros en este noche tan especial, donde la ilusión y los sueños cobran vida dos pequeñas grandes cosas para todos ellos, salud y felicidad.

Salud y felicidad para mis tres cielos y mi tierra.

Salud para que puedan crecer felices, esté ya o no esté... que sean buenas personas.

Felicidad para que encuentren sentido a sus pasos, a sus vidas.

Que no les hagan daño, ni lo hagan.

Que puedan encontrar el azuluz.

Que sepan tener respeto, paciencia y amor auténtico para quienes merecen su confianza y para quién no la merezca, también.

Yo he pagado carísimos mis pecados.

Mis tormentos, mi monstruosidad.

Ahora que todo toca a su fin, que pronto iré allá donde el sol cura miel y procura cera eterna, quiero darle un fuerte abrazo a mi sangre incluida también a ella.

Ella, que sin ser cielo, fue mi vida.

Mi vida entera.

Le hice mucho daño, tanto que de aquel amor eterno ahora encontramos el vacío en la ausencia.

Siempre desearé que seas feliz, con todo mi corazón.

No supe esperar, ni tener paciencia, ni respetar aquello que nos consumió.

Tienes aquella pequeña llave de mi corazón. Cuídala, por favor.

Ecya, siempre ecya, serás lo más puro junto a mis tres cielos que la vida me ofreció.

Salud y felicidad, os deseo de corazón, a los cuatro, a mi sangre, a todos.

A veces la hora inimaginable adelanta su paso, sus huellas. Presientes como te toma la mano del corazón y abre sus puertas ancestrales.

Y sólo te pido que me recuerdes con cariño, como cuando aún creíamos que el uno era la fecha de nuestro nacimiento.

Sé que mis tres cielos así lo harán.

Pero sólo espero que, tú, mi tierra también.

Sed felices, de corazón y amaros como cuando vuestras miradas me lo decían todo sin palabra alguna.

Oro, incienso y mirra.

Ceniza del aceite de la vida."



Pero ya no acabará como cuando de niño creía en el hechizo de los sueños.

Siempre se despierta uno, o te despiertan.

Cerraré mis ojos... ya sin pestañas, ni imágenes. Sin tierra, ni luz. Sin azul, sin la tierra prometida.

Sin nada.

Sin aire.

Tres cielos en una tierra. Una tierra, sin cielo.