Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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viernes, 9 de octubre de 2015

Gloriosa: Pereza de cuerpos

Ícaro, Madrid




Y ahí, en medio de la mentira y de la verdad, estaba yo, ingenuo, crédulo e incauto; pensando que la palabra es el espejo del pensamiento; que el gesto, un signo de puntuación. Sí, ahí estaba. Las formas de la vida corrían más que mi razón y necesitaba horas para darme cuenta de lo que se escondía tras ellas. Fue entonces cuando descubrí esa otra lengua sin palabras, signos de puntuación ni cortinas, esa lengua como la muerte bajo la que nada se puede ocultar ni los cuerpos, las osamentas ni el alma: el sexo.


Milano, Julio '15






De espaldas.

Como naces a la fertilidad.


Nua.


Siempre de espaldas.


Mientras deshago de cojines las manos, el papel entelado de la alcoba hexagonal da paso a la rendición. Monsieur bidet acude a la rutina, a la vieja costumbre de lloverte bocarriba.


Es la más sabrosa de las liturgias.


El sinfonier se unce en cera, desempolva aquellas pequeñas cajitas de plástico que miman los mejores secretos guardados. Depende qué noche suena áquel, depende cuál el "repeat all". Algunas se entremezclan y siempre nos vencen al sueño. Al profundo.


La lámpara de sal ubica a las formas dulces, a las gónadas en pie de guerra. A la ámbar piedra de tu voluptuosidad, un sinfín de curvas apretadas, de arrozales. Un faro erizado sobre el crepúsculo de la marea pegajosa. El barro. Un desenredo. Un infierno paradisíaco donde la extenuación colma al dos, en sólo uno.


Esa espera. A veces larga, otras efímera, me permite adivinar por los sonidos tras el pestillo que las lentejas sabrán caldosas, a fuego lento... o serán más líquidas, mas livianas.


Disfrutamos haciéndolas.


Nuestra liturgia. Una vez tú, otra yo. Otras los dos.


Comino.


Y el juego del cortejo es el adobe infame que persuade al instinto.


Comino y de espaldas.


El pestillo derrota.


Las velas lloran luz.


"Nocturne" explota.


La alfombra tijeretea la sombra de mis talones.


Y a veces sin tan siquiera chupar de la sal de la lámpara que silba...

...tus uñas toquetean mi punto flaco.


La debilidad de la virginidad.


Y aunque esa cantinela ronronee, la evidencia se enclaustra.


Los relojes se derriten.


De espaldas.


Siempre de espaldas.


Con el pulgar bebiendo.


Y la cabellera peinada de sienes y yemas.


Busco el precipicio.


Y centras la orquesta.


Abres las puertas, los labiox, las sombras y la pulpa de melocotón.


El tercer derrama. El tercer, aflora.


Las lentejas tiernas, tan tiernas como los besos de ajo y los labios de trancebolla.


De espaldas.


Y el festín.

 
El de los monos.


El primario.


El puro.


Siempre de espaldas.


Espadas en todo lo alto.


Y siempre, siempre, siempre.


Lo mejor está por llegar.


Porque de espaldas al infinito, al más allá, a la pureza....


...entre la sábana y tu espalda.


El corazón nos aguarda para fundir lo que las palabras por inventar no puden disimular, ni evitar.


Los cojines, desterrados.


Las sábanas, jirones.


La lámpara, desencantada.


El cuadro, invisible.


La vela, apagada.


La música, silenciada.


Las lentejas, maravillosas.


Sólo de espaldas el amor, la pasión, el instinto y la pureza adivinan que se cuece de frente.


Y te juro que jamás me comí, adoré, amé y saboreé unas lentejas como las que de espaldas tus manos maceran, crean y enraizan.


¿Será el comino?


¿O el más maravilloso de los caos?


De espaldas.


La cuchara, a nuestros pies. 




Londres, invierno '13.







                                                                                                                                                                                    








A mi me encantaría mirarte...

pero... no te encuentro 

es el gran pecado de esta casa... demasiados pasillos. Tantas corrientes.

¿ En qué habitación dejaste tus fotos?

Las nuestras, empolvadas entre alcanfor y luces difuminadas. Borrosas.

El otro gran pecado es la comida. 

Cocinar me relaja y evade. Y la creatividad de las reducciones me enseñó a caminar
con los dedos al hambre. 

Da miedo pensar lo poco que conocemos a los que conocemos. 


El silencio es la virtud de los locos.
 
Atarlo... amordazarlo... encerrarlo por que ardo dentro de mí. No estoy cuerdo, estoy loco...no creáis lo que os cuento... no es mentira... tampoco, verdad... pura subjetividad.

Gloriosa pereza de cuerpos... aquí la tengo al fin... parece mentira, es tan bella. 


Versailles, Pariprimavera '14 (Retoque primavera '15).






                                             




Ícaro, Milano






Ícaro, Aiguamúrcia




lunes, 17 de diciembre de 2012

Las verdaderas putas

Creación Jan Saudek





Cuerpo

Pasado y futuro no existen.
Ahora tú eres una perra.
Y sólo hay tiempo para el presente
si late en tu vulva.


(Del libro a unha muller descoñecida, 1997)
Claudio Rodrigues Fer













Las verdaderas putas
no llevan exceso de rímel,
ni falso tacón,
ni medio gramo en el bolsillo.

Las verdaderas putas
mantienen siempre el equilibrio,
con una razón sin dudas
y una respuesta complaciente.

Las verdaderas putas
venden su cuerpo a los rayos uvas,
al oro alto,
al perfume exacto.

Las verdaderas putas
siempre hablan bajo,
nunca se tiran un pedo,
jamás dicen un taco.


Las verdaderas putas
no saben fingir orgasmos,
se ríen antes del hombre
para no dejarle en alto.

Las verdaderas putas
arrugan el ceño,
cambian de acera,
miran de reojo
si un joven greñudo se acerca.

Las verdaderas putas
critican al vecino de fiesta
¡son drogadictos!,
mientras sus hijos
machacan a golpes a quienes se encuentran.




Las verdaderas putas
llevan en el bolso paraguas,
no pasean solas,
no piden cigarros,
siempre van en taxi,
al cine acompañadas y
al salir, otro taxi
no vaya a ser que un día
un hombre se acerque
y pregunte:
Y tú ¿cuánto vales?.


...Las otras, sencillamente alquilan su cuerpo a la soledad......




Isaac Cuende








Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la causa de lo mismo que culpáis... O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga o el que paga por pecar...













Desengaños de las mujeres


“Puto es el hombre que de putas fía,
y puto el que sus gustos apetece,
puto es el estipendio que se ofrece
en pago de su puta compañía.
Puto es el gusto y puta la alegría
que el rato puteril nos encarece;
y yo diré que es puto a quien parece
que no sois puta vos, señora mía.
Más llámenme a mí puto enamorado,
si al cabo para puta no os dejare;
y como puto muera yo quemado,
si de otras tales putas me pagare;
porque las putas graves son costosas,
y las putillas viles, afrentosas”.



Francisco de Quevedo














Francesca



Saliste de la noche
Con flores en las manos.
Vas a salir ahora del tumulto del mundo,
De la babel de lenguas que te nombra.

Yo que te vi rodeada de hechos primordiales,
Monté en cólera cuando te mencionaron
En oscuros callejones.
¡Cómo me gustaría que una ola fresca cubriera mi mente
Que el mundo se trocara en hoja seca,
O en un vilano al viento,
Para que yo pudiera encontrarte de nuevo
Sola!



Ezra Pound