Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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jueves, 25 de octubre de 2012

"No, no nos une el amor....

...sino el espanto".

Jorge Luis Borges


Escena de "Amores perros"




y bajo la lápida invisible.. un faro en la piedrecita que flota, supervive y anida en cada orilla perdida que el mar de la esperanza troba para dejarse mojar en la sequía, para empaparse en la frontera sin agacharse, para adueñarse del aire y arrimarse sin encogerse. Para cruzar el camino infinito en el charco próximo, en el precipicio zenital. No, nos une el amor. Por supuesto, el amor como se entiende da al nudo el ombligo del mundo, y será que cada lazo es el ombligo del mundo que deseamos cuando en cuerpo y alma nos damos sin la esperanza de unir en la eternidad, lo que liviano se aprehende, crece y roza. Lo que convierte lo invisible, lo intangible, lo emocional, lo coetano en trascendente.

Y ahí, las escrituras no existen.

Ni las que se registran, ni las sagradas.

José Sbarra, con una lucidez envidiable lo siembra, al fruto en la palma de nuestras manos y en las alas de las uñas romas y los dedos huérfanos.

La semilla dónde quiera que vaya. Y se deje llevar.




No, naturalmente, no nos une el amor
sobrevivimos sin amarnos
¿Cómo podríamos amarnos? Nadie ama a un desdichado
salvo que se trate de un hermoso príncipe de cuentos

y su desdicha sea sólo aburrimiento o hartazgo.


Nos cansa pronto escuchar un gemido

y más aún cuando no proviene de un bello infante Abandonado

en una cesta a orillas de un lago de garzas y

flamencos.
No, los desdichados estamos confinados a sobrevivir en
la soledad masticando nuestra humillación como un veneno
que nunca nos mata.

No, naturalmente, no nos une el amor
en todo caso, lo que nos une es un idéntico resentimiento
una misma rebelión una rebelión
tan desmesurada que acaba por volverse
estéril. No es una rebelión genuinamente política ni
religiosa, es la rebelión
de nuestro origen contra sí mismo
de nuestra sangre contra sí misma  
de nuestra nada contra la nada o
de nuestro cielo contra el cielo de los otros.
Es la rebelión de los que sufrimos porque deseamos algo

que no existe.



No, naturalmente, no nos une el amor

nos une el magnetismo de esta casa;

nos une este laboratorio del dolor;

nos une este cuarto que nos aísla del Insulto,

del bostezo indiferente de la calle,

de las lluvias heladas del invierno,
del sol ardiente del verano;
nos une este lugar en el que somos contenidos
y este tiempo que nos mide.

No, naturalmente, no nos une el amor
nos une la misma búsqueda
(o la misma fuga)
Nos unen, en definitiva, los mismos interrogantes,
las mismas ignorancias
y el mismo deseo (una bruta ansiedad)
por conocer al menos el por qué de nuestro sufrimiento.

No, naturalmente, no nos une el amor
nos une, en el mejor de los casos, el terror a la
soledad completa, la incapacidad de amar a otro ser
sin sentirnos inferiores y humillados.
Nos une un orgullo que se alza cuando más desmoronados estamos.
Nos une la incredulidad de que alguien diferente pueda
amamos.

No nos une el amor
nos une la vergüenza.
Nos une el pudor de saber tan íntimamente cómo es el otro
y de no saber con la misma intimidad quién es el otro.
Nos une un raro temor, algo así como una envidia antici-
pada por si uno de los dos ingresa al mundo de los seres
dichosos.
Nos unen todas las bajezas visibles y las previsibles.
Nos une el fracaso como un pacto de niños,
firmado con sangre y alfileres.


No, no nos une el amor

ni la esperanza de alguna vez amamos

nos une nuestro empecinamiento contra las insalvables

distancias que nos separan.

Nos une la inercia de dos esculturas que, comparten una

plaza: cada una sobre su piedra sin poder alejarse un
solo paso

pero también sin poder acercarse un solo paso.
Nos une ese acercamiento incompleto
ese mirarnos cada uno desde su altura
(o desde su miseria)
Nos une un largo silencio cargado de palabras
que pesan demasiado para decirlas así porque sí,
sin garantías de que no estallen en los labios al pronun-
ciarlas.

No, no nos une el amor
que es un puente
lo que nos une es un abismo.
Nos une este lamento
que trazamos las tardes de lluvia como dos gatos
arrinconados por niños armados con piedras.
Nos une este lamento
como una esperanza involuntaria, inconsciente, de que él nos salve.

No, no nos une el amor
quizá sea el infortunio el que nos obliga a aferramos
con tanta vehemencia,
quizá sea este viento por el que nos dejamos arrastrar
o quizá sea esta penumbra que nos desdibuja.

No, no nos une el amor
nos une el acicate de una soledad idéntica y diferente
y no es únicamente el temor a la soledad presente
es también la premonición de encontrarnos solos en el
futuro.









no nos une el a

El salvavidas

Fotografía: Sergio Occhiuzzo







No es inútil amarse,
finalmente.
Lo mismo que amaestrar serpientes, nos exige
técnica refinada y perder la vergüenza
de actuar frente al mundo en taparrabos.
Y unos nervios de acero.
Pero amar es oficio
saludable también: su liturgia apacigua
el ocio que enajena -como supo Catulo-
y perdió a las ciudades más felices.
Bajo la cuerda floja dispone -no pidáis
una red, porque tal no es posible- otra cuerda,
tan floja, pero última
tan inútil a veces,
bajo la cual no hay nada.
Y entreabre
ventanas que te oreen la cólera y exhiban
a tu noche otras noches diferentes, y así
sólo el amor nos salva a fin de cuentas
del peligro peor que se conoce:
ser sólo -y nada más- nosotros mismos.
Por eso,
ahora que está ya dicho todo y tengo
un sitio en el país de la blasfemia,
ahora que este dolor de hacer palabra
con el propio dolor
traspasa los umbrales
del miedo,
necesito de tu amor como analgésico;
que vengas con tus besos de morfina a sedarme,
y rodees mi talle con tus brazos
haciendo un salvavidas, para impedir que me hunda
la plomada letal de la tristeza;
que me pongas vestidos de esperanza -ya casi
no recordaba una palabra así-,
aunque me queden grandes como a un niño
la camisa más grande de su padre;
que administres mi olvido y el don de la inconsciencia;
que me albergues de mí -mi enemigo peor
y más tenaz-, que me hagas un socaire,
aunque sea mentira
-porque todos es mentira
y la tuya es piadosa-;
que me tapes los ojos
y digas ya pasó, ya pasó, ya pasó
-aunque nada se pase, porque nada se pasa-,
ya pasó,
ya pasó,
ya pasó,
ya pasó.
Y si nada nos libra de la muerte,

al menos que el amor nos salve de la vida.




Javier Velaza



Ascensor para el cadalso (1957)


martes, 16 de octubre de 2012

De los suspiros



Fotografía: Art X



De los suspiros algo nace
que no es la pena, porque la he abatido
antes de la agonía; el espíritu crece
olvida y llora:
algo nace, se prueba y sabe bueno,
todo no podía ser desilusión:
tiene que haber, Dios sea loado, una certeza,
si no de bien amar, al menos de no amar,
y esto es verdadero luego de la derrota permanente.

Después de esa lucha que los más débiles conocen.
hay algo más que muerte;
olvida los grandes sufrimientos o seca las heridas,
él sufrirá por mucho tiempo
porque no se arrepiente de abandonar una mujer que espera
por su soldado sucio con saliva de palabras
que derraman una sangre tan ácida.

Si eso bastase, bastaría para calmar el sufrimiento,
arrepentirse cuando se ha consumido
el gozo que en el sol me hizo feliz,
qué feliz fui mientras duró el gozar,
si bastara la vaguedad y las mentiras dulces fueran suficiente,
las frases huecas podrían soportar todo el sufrimiento
y curarme de males.

Si eso bastase: hueso, sangre y nervio,
la mente retorcida, el lomo claramente formado,
que busca a tientas la sustancia bajo el plato del perro,
el hombre debería curarse de su mal.
Pues todo lo que existe para dar yo lo ofrezco:
unas migas, un granero y un cabestro.



Dylan Thomas




Tim Burton sssssssssh















Satori en Paris

... La gente ...





"Y cuando digo 'La Gente' no me refiero a esa masa inventada por los libros de textos y que en la Universidad de Columbia me enseñaron a llamar 'Proletariado' y que han rebautizado ahora como 'Desencantados que viven en guetos sin oficio ni beneficio' o, como dicen en Inglaterra, Mods and Rods (zurullos). Y yo digo que la gente es lo primero, y lo segundo, y lo tercero, y lo cuarto, y lo quinto y lo sexto y lo séptimo y lo octavo y lo noveno y lo décimo y lo undécimo y lo duodécimo en una parada de taxis, y si alguien osa molestar a esa gente, podría encontrarse con el filo de una hoja de hierba rebanándole la próstata"



Jack Kerouac







jueves, 11 de octubre de 2012

Es verdad, no es un cuento

Fotografía: Chuck Turner



Es verdad, no es un cuento;
hay un Ángel Guardián
que te toma y te lleva como el viento
y con los niños va por donde van.

Tiene cabellos suaves
que van en la venteada,
ojos dulces y graves
que te sosiegan con una mirada
y matan miedos dando claridad.
(No es un cuento, es verdad.)

Él tiene cuerpo, manos y pies de alas
y las seis alas vuelan o resbalan,
las seis te llevan de su aire batido
y lo mismo te llevan de dormido.

Hace más dulce la pulpa madura
que entre tus labios golosos estrujas;
rompe a la nuez su taimada envoltura
y es quien te libra de gnomos y brujas.

Es quien te ayuda a que cortes las rosas,
que están sentadas en trampas de espinas,
el que te pasa las aguas mañosas
y el que te sube las cuestas más pinas.

Y aunque camine contigo apareado,
como la guinda y la guinda bermeja,
cuando su seña te pone el pecado
recoge tu alma y el cuerpo te deja.

Es verdad, no es un cuento:
hay un Ángel Guardián
que te toma y te lleva como el viento
y con los niños va por donde van.


Gabriela Mistral, El Ángel Guardián





Wilco



Fotografía: Agoes SK





















miércoles, 10 de octubre de 2012

Antes de que te lo enseñen por ahí

Fotografía: Jan Peter





Antes de que te lo enseñen por ahí
te lo voy a explicar yo
-me dijo-
mientras abría mi cama.
Ya no recuerdo cuantos años tenía entonces,
si era joven o vieja.
Sólo recuerdo el asco
arrastrándose dedo tras dedo
por las manos de todos los hombres
-por mis propias manos-
Por favor, pasen sin tocar, pasen pasen.

Hasta que un día encerré el dolor en un frasco
le puse al asco tu cara
y cerré la tapa.
Cuando abrí los ojos habías desaparecido
y por fin pude besar
los ansiolíticos dedos de mi amante.

(Bella Durmiente. Hiperión ediciones, 2004.)

Miriam Reyes



Bajo el peso de la ley (1986)

En cuanto al amor.....

Detalle de la creación de Bernini, "El rapto de Proserpina"





"En cuanto al amor, ya no había que contar con él: yo era sin duda uno de los últimos hombres de mi generación que se quería a sí mismo lo bastante poco como para ser capaz de amar a otra persona, aunque sólo fuera así en raras ocasiones, exactamente dos veces en mi vida. No había amor en la libertad individual, en la independencia, era pura y simplemente mentira, y una de las más burdas que se puedan imaginar: sólo hay amor en el deseo de aniquilación, de fusión, de desaparición individual, en una especie, como se decía antaño, de sentimiento oceánico, en algo que de todas maneras, al menos en un futuro próximo, estaba condenado."

La posibilidad de una isla. Michel Houellebecq







Bernini, "El rapto de Proserpina"



"Alguien habrá acercado su mejilla
a una almohada usada por mí para recordar
el roce de mi piel?

Alguien habrá permanecido despierto
hasta la alta noche
para seguir amando con su mirada
mi egoísmo dormido?

Alguien habrá caminado por una calle desierta
de un país lejano murmurando mi nombre
llamándome?

Alguien habrá serenado su corazón
apretando contra su rostro
pequeñas ropas mías?

Alguien habrá preferido mi muerte
antes que verme
en brazos de otra persona?

Alguien habrá gozado
entrando al baño después de mí,
con el vapor,
la temperatura y los perfumes
de mi intimidad?

Alguien habrá deseado caer en el sueño
con mi sexo anclado en su
cuerpo?

O solamente yo
amé de esa manera? "


El libro del mal amor. José Sbarra









viernes, 5 de octubre de 2012

Angostura

Stuart Ruel


Mishima, en sus Confesiones de una máscara, escribió: “… Aquel día, en el instante en que mi vista se posó en el cuadro, todo mi ser se estremeció de pagano goce. Se me levantó la sangre y se me hincharon las ingles como impulsadas por la ira. Aquella parte monstruosa de mi ser que estaba a punto de estallar esperó que la utilizara, con un ardor sin precedentes, acusándome por mi ignorancia, jadeando indignada. Mis manos, de forma totalmente inconsciente, iniciaron unos movimientos que nadie les había enseñado. Sentí que algo secreto y radiante se elevaba, con paso rápido, para atacarme desde dentro de mí. De repente estalló y trajo consigo una cegadora embriaguez. […] Ésa fue mi primera eyaculación. Y también el principio, torpe y totalmente imprevisto, de mi “vicio”.

...

Y así, mientras él le descordaba los lazos a los nudos.

Desnudando a la máscara por las orejeras. Y a los ojos de sus pestañas.

..Aquel día, cuando el "uno" se engalanó de bermellón esplendor, de angostura acre y resinosa... el vicio se adormiló entre el muérdago del espanto y la hiedra lúgubre.

Desde el "Borrás", la estampa resultó ser primorosa. mi ignorancia, mi supino desconocimiento se han adornado de lealtad y fidelidad inquietante, sin tirabuzones... tan sólo de aquello que hasta hace cuarenta y dos marzos no supe desbaratar. Resulta revelador, nacemos para amar y nos consumimos en el intento, restaña agotador y locuaz, mi último descubrimiento agnóstico es que sin tocar se puede gozar hasta las trancas y desde ellas las trampas ni llevan máscara, ni se dejan rozar, ni quieren varar. El verdadero goce es el roce del silencio con el placer de su vientre.

Todo resulta inquietante y creciente cuando dejamos que se abra la fé de par a impar.

Y así, mientras ella le descordaba los nudos, los lazos crecían.










Descubriendo a Vitín Cortezo



Foto © Museo Nacional del Teatro de Almagro




"Amigos: Víctor Cortezo" de Luis Cernuda

Lo bueno, si breve, bueno dos veces.
¿Es cierto? Tal vez. Pero no siempre.
Una vez en tu vida cierto fuera:
Una amistad breve y dichosa,
Tan breve y tan dichosa
Como, al lado del mar, trago de aire salado,
Como el blancor que brota la rama del peral en junio.

Bastante más de veinte años hace ahora.
Ocurrió en un solsticio de verano,
Cuando en su tierra y en la tuya
(V. C., tu amigo, es uno de esos españoles admirables
Compensando que tan poco admirables sean los otros)
Otra guerra civil os suicidaba.

Bienhumorado, sólo su pronta risa
Y simpatía generosa,
Firmes, constantes siempre
(Espadas bien templadas
Que para el juego deportivo sirven
Igual que en la defensa),
Para ti transformaron e hicieron tolerables
Esos odiosos días.

A diario, en el hotelucho
En que ambos parabais,
Oías a medianoche
El ascensor, subiendo
Al piso donde algún sacripante del Partido
Subía a por nueva víctima.

Él mismo, una mañana
No se hallaba en su cuarto
De donde le llevaron cuando la madrugada
Peregrinaste en su busca
Delegaciones, oficinas innúmeras,
Desesperando por su vida,
Sujeta, como todas las vuestras,
A aquella muerte entonces
Más que ordinariamente perentoria.

Y lo encontraste luego vivo,
De regreso en su cuarto,
Saludándote con un dicho risueño,
Uno de aquellos que solía
Regalarte, precioso
Entre tanta desolación, temores tantos.
Un polizonte desde entonces,
A espera abajo, en el vestíbulo,
Seguir solía afuera vuestros pasos.

Cuán fácilmente tú aceptabas
El don de su amistad, su compañía,
Sin maravillarte ante ellas,
Como lo milagrosamente natural se acepta, sin asombro.
Hoy, cuando el tiempo ha pasado, lo recuerdas,
Percibiendo el asombro entonces no sentido.

Por eso le das gracias y disculpas.
Cómo el recuerdo afectuoso
Hacia el amigo ausente o ido
Bien raro es que tarde vaya
A lo pasado. Éste tuyo de ahora
Esperas que compense,
Para él, tu silencio de entonces.

«Gracias, amigo», dices. «Bien te vaya
Donde quiera que estés y te acompañe
Dios, si es que quiere».
Que tu recuerdo siempre le sonría,
Tan lejos tú, a este amigo que ahora
Escribe para ti, tardíamente, estas palabras.
Poema 31 de Desolación de la Quimera

De izquierda a derecha, Víctor María Cortezo, Blanca Pelegrín, Luis Cernuda, María del Carmen García Lasgoity, Manuel Altolaguirre y María del Carmen Antón en los días del estreno de Mariana Pineda, de Federico García Lorca, verano de 1937 (Walter Reuters)



Víctor María Cortezo (Madrid, 1908‐1978) pintor, ilustrador, figurinista y escenógrafo. "Vitín", fue el nombre bajo el que se le conoció en el medio teatral, estuvo siempre seducido por los ilustradores tardomodernistas y los dibujantes de Vogue, Harperʹs Bazaar o Vanity Fair.
"Nací el 10 de junio de 1908. Mi padre, médico; mi abuelo, el famoso doctor Cortezo, con monumento en el Retiro, calle en Madrid y Toisón de Oro impuesto por Alfonso XIII. En el Paseo de Recoletos, 18; abajo la representación de automóviles de Dion Boutton. Desde el mirador, veíamos los desfiles, el entierro del general Polavieja, las nevadas y sobre todo, los carnavales".

De formación autodidacta comenzó a dedicarse a la pintura y el dibujo, junto a su amigo Luis López Escoriaza. En 1931 expone sus primeras obras en la sala "El Heraldo" de Madrid. Allí conoció a Federico García Lorca, Adolfo Salazar, Luis Escobar y Carlos Morla.Poco después viajó por toda Europa y conoció lo que estaba sucediendo fuera de nuestras fronteras, desde el surrealismo francés hasta el expresionismo alemán.

Perteneciente a la colección privada de Emilio Sanz de Soto

En París vivió el ambiente decadente y bohemio de los primeros años treinta, estudió con Paul Collin y conoció a numerosos artistas como a su amigo y protector Bob Gesinus, discípulo de Kokoschka, a Jean Cocteau, Nicolás Evreinov y Natalia Gontscharowa. Después visitó la Selva Negra, Florencia, Roma, Düsseldorf y Holanda. 

"Creo que todos respiraron en mi casa  porque yo empezaba a ser un problema con mis excentricidades. Me sentía surrealista más en mi conducta que en mis obras. Mi abuelo aprobó la decisión".

En 1936 regresa a España, expone sus pinturas en la Biblioteca Nacional de Madrid y publica un libro de dibujos y poemas, El tímido, cuya edición dirigió Luis Cernuda. Su primera incursión en el mundo teatral fue Mariana Pineda de Federico García Lorca, dirigida por Manuel Altolaguirre para el II Congreso de Intelectuales y Escritores Antifascistas celebrado en Valencia en 1937. A partir de este momento su actividad como escenógrafo y figurinista fue intensa e ininterrumpida.
"El teatro fue siempre, como el resto de las artes, revisión y resumen, y como se han de montar obras clásicas, que del reciente futurismo, que del actual realismo, bueno es que, para cada una, se levante la puesta en escena que requiera y tal y como pueden hacerlo hoy artistas especializados".

Participó como escenógrafo y figurinista en más de 170 montajes, de los cuales unos 155 eran obras de teatro y el resto se repartirían entre óperas, zarzuelas, espectáculos de revista o de baile.





"El figurinista o el escenógrafo serán como un melómano que pudiera expresar plásticamente sus sensaciones".

Los directores con los que más trabajó fueron: Luis Escobar y Huberto Pérez de la Ossa, en la década de los cuarenta: La cena del Rey Baltasar, de Calderón (1939),La herida del tiempo, de Priestley (1942), La voz amada, de Rothe (1943), Nuestra Ciudad,de Wilder (1944), Plaza de Oriente (1947) e Historia de una casa (1949), de Calvo Sotelo,entre otras.
"Yo personalmente aporté a la escenografía nacional, el mimbre, de tradición artesana muy esmerada, que por primera vez utilicé en "El baile de los ladrones"…




En los años cincuenta del siglo XX colaboró con José Tamayo en obras como El pleito matrimonial del Alma y el Cuerpo, de Calderón (1955), Seis personajes en busca deautor, de Pirandello (1955), Tyestes, de Séneca (1956), Las brujas de Salem (1956), Gigi,de Colette (1959), El baile de los ladrones, de Anouilh (1960), etcétera. También con José Luis Alonso, Miguel Narros, Cayetano Luca de Tena, Gustavo Pérez Puig, José Osuna y Ángel Fernández Montesinos en los años sesenta y setenta: El jardín de los cerezos, de Chéjov (1960), Anatol, de Schnitzler (1961), La loca de Chaillot, de Giraudoux (1962), Peter Pan, de Barrie (1963), La feria del come y calla, de Mañas (1964), Madre Coraje y sus hijos, de Brecht (1966), Las mujeres sabias, de Molière (1967), o La detonación, de Buero Vallejo (1977).







Víctor María Cortezo es, sin ninguna duda, el escenógrafo y figurinista que más veces ha colaborado en el Teatro María Guerrero y en el Teatro Español. Sus trabajos fueron siempre elogiados por la crítica teatral resaltando su buen gusto, elegancia y genialidad. De él ha dicho Francisco Nieva: "El teatro fue su vida y no su estrategia para vivir, y se rió de quienes solo veían en él al figurinista... Casi no se sabía ni quería saberse que muchas noches de teatro le debían todo su prestigio visual, que habían sido imaginadas por él en su totalidad".

Texto perteneciente a la Semblanza biográfica editada por el CDN con motivo de la exposición dedicada a la obra de Vitín Cortezo, que tuvo lugar entre el 11 de mayo y el 16 de junio en el Teatro Valle Inclán de Madrid.