Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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jueves, 14 de enero de 2016

lunes, 4 de enero de 2016

Google+ La paz no es un perfume, nueva interactividad {Practicidad para navegantes, asiduos, voyeurs y leales}

Practicidad para interactuar entre navegantes, seguidores, escribidores y escribanos, asiduos, voyeurs, leales, indecisos y curiosos. Practicidad para unir los cinco continentes y cualquier idioma de una forma ágil, directa, útil y rauda. 


Ícaro



Este pequeño rincón, cuna de desahogos y sueños. De ilusiones y mimbres. De escribidos  y escritos. De anhelos y deseos. De paz. Se ha hecho mayor. Ha crecido mucho, muchísimo. Tantísimo que la ubicuidad precisa ciertas reformas y cambios de uso para poder disfrutarse mucho y más.

A raíz de unos artículos, entrevistas y publicaciones, se ve y sigue desde los cinco continentes, en cualquier idioma. Miles de páginas visitadas diariamente y cientos de personas y entidades lo siguen.

Por motivos personales, profesionales y laborales, el blog, en esencia madre  de la criatura, por supuesto, seguirá activo. Pero he decidido cambiar algo en la dinámica de los comentarios y seguimientos, en las publicaciones y en el tratamiento de la información debido al volumen de visitas, comentarios, correos, peticiones y consultas.

Interactividad.

Por todo ello desde hace ya dos meses ciertas publicaciones, por ejemplo:(https://plus.google.com/u/0/104814650649526150202/posts/KKycdaoXvCy?pid=6235645209312990482&oid=104814650649526150202)
sólo puede visualizarse desde Google +.

Sobre todo colecciones fotográficas, inputs esporádicos y guiños viscerales las publico en Google + y no aquí. La ristra habitual de cuatro o cinco publicaciones (sobre el trece, catorce de Enero, saldrá publicada la primera del año) seguirán con su habitual trayectoria y cadencia.

Los seguidores que sólo respondan en Blogger serán respondidos por aquí, pero el volumen principal de tráfico es ya Google +, en todo: interactividad, correos y diálogos; artículos, publicaciones, collages.

Agradeceros a todos, a cada uno de vosotros vuestro cariño, amabilidad y apoyo para que éste lugar sin perder ápice de su esencia sea visitado y degustado por seres de todo el mundo.

En especial, mi afecto y abrazo a aquellos que desde el principio, en los albores de la nada, con su presencia constante perseveraron en que la paz rezuma a cierto perfume: íntimo, íntegro, honesto, tolerante y respetuoso. Desde el arte que cree y crea cualquier ser humano.

Gracias, de tot cor.











Ícaro

martes, 29 de diciembre de 2015

El barro en tus manos



Jeff Kovalsky




Aquello que miramos y no podemos ver es... lo simple. Y así, si casi no has tocado el barro, eres él. Cuartea. Elabora. Fragua. Bruñe. Construye. Lustra. Moldea. Alfarea. Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Te tienes... te lees. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo. Te sabes, te dices...

...Lo simple sólo es barro en tus manos, la vida.








Jeff Kovalsky













Romeo Ranoco

Parvada



                                                 

Ícaro



Ícaro







Yo, bebedor de aire,
en tu beso reconozco la tierra.

Tan distinta la piel,
en los dos vientres de tu beso,
un lenguaje con espacios blancos de lentitud y noche,
un ritual de costumbres muy ajenas
que marca en la muñeca el reloj de luna...
la diferencia horaria de nuestra intimidad.

El azul va por delante en la piel de tu beso.
Cuando yo abro los ojos, tú me los cierras.
Cuando tú abres los míos, yo me deslumbro.

No sé si he sido náufrago allí,
en la ínsula de tu lluvia pendiente de mis labios.
No sé si fuiste la náufraga aquí,
en las ruinas de mi boca perdida por tu nuca
y rota por los jirones que hasta el uno eran historia.

Pero cruzo este océano
si mi destino negro
es el blanco imprevisto, curioso y letal de tu amor,
y si mi soledad, como un perro callejero,
se viene con mi luna de raza, de malamadre.

Es una rabia lagarta
la que cierra los labios y las puertas
a los recién llegados.

Sórdida gente triste,
gente esquiva que nunca ha salido de sí.
No recorren el aire, ni la tierra.
No se pierden.
No han sentido en su tez la luz de una pureza
que nos salva y renace del dulce cuchillo de lo nuestro,
no conocen los labios de otra lengua,
no aman lo que se esconde
entre la saliva de lo invisible y la pasión
de nacerse a cada ingle.

No aprenden a besar.

Yo bebí de tu tierra y me bebiste el aire sucio de antaño,
ahora cuando el aire se pone en pie de guerra,
me quedan los ojos que por inventar acallan palabras muertas.

Yo, que bebo de tu aire.
Nazco y me reconzco.

Me enseñaste a besar, sin rozar.

Por favor, un gin tonic azul antes que el aire me sorbe.
Antes que tu tierra sea mi sangre.




 Ícaro ©








 
Ícaro




Kiss me deadly (1955)





























Querencia

 ....




Usar y tirar.

Gracias. 

Recordatorio cíclico para acordarme de no creerme promesas ni prometer.

Es muy sano.

A la vista está.

Jajajajaja ¡¡¡¡¡

Obras son amores y no, buenas razones.


....



Ícaro






Un lustro a la borda, mientras bordo viejas palabras de amor y viajes a la cicatriz futura.

{Ríome de ayeres endebles y ególatras}


Ayer perdido en el infinito y ahora, en la parvada, en aquella cicatriz que cada vez que la sientes, que la notas, sin ser vista te hierve y te acurruca en el infinito de allende, como bandada de pájaros ícarianos que liban del sol la muerte más lenta pero, por supuesto, esperan que la estrecha vida arreste la última nube antes que encapotado, el cielo llueva sobre mojado...

Y la parvada, da bandazos, mientras el infinito se jacta de ser ayer, antes, nunca.... y el futuro un guiso de rayos de miel grandilocuente, un hilo de voz tullida, unas piernas de manos y unos dedos de ondulados cabellos lacios y grises... turbio paisaje: el infinito endemoniadamente arrastrándose por el plexo de las hormigax y el futuro anclado de las ancas de áquel que sin madre pare el mundo mañana. Que sólo pudo nacer dos veces. Ni una más.

¿Es más que su sabor el gusto a la vida...?

Es todo, el absoluto y el redomado; el perdido y el recordado.

Y se deja macerar, cocinar, en ebullición y al fundirse... se evapora.

Tan sólo queda el regusto, recalcitrante  y agriamente caramelizado... incubando porqués y quizás, desmintiendo inercias y viejas costumbres, destrozando la luz del azul y el azul de su fuente. Manaban chorros de aire puro y escupía su alegría el esputo de lágrimas de dicha. Y ahora, mientras el infinito perdido anda vagando, el maldito recuerdo se enjaula en un laberinto dónde la salida queda eterna y la entrada... sólo es luciérnaga en las noches más cerdas, más perras, más sucias...

¿Es más que su aroma el gusto a la vida....?

Saberse perdido es una forma de encontrar respuesta a los silencios. Saberse en tierra, camas, labios y manos de hoyes y nuncas es un modo de reencontrar el silencio en el vacío. Saberse vacío, pozo del agujero y ranura, muesca de la hierba es un sollozo para que la sonrisa encuentre del silencio la forma de vida... Saberse sin estarse, saberse sin tocarse, saberse desalmado, inocuo... es estirpe de nostalgia y raza de zarzas en el camino... Saberse y no creer en el infinito, es decididamente, la certeza... de que la mar, la orilla y el faro... se quedaron tan lejos que las aguas son columnas de piedras madres y el padre el martillo que las vara....


Ícaro




¿Es más que su recuerdo el gusto a la vida....?

Era mi vida, toda ella. Y ahora, apenas unas horas de volver a tocar una pizca de infinito he comprendido que perdí para siempre todo lo que era pureza, nobleza, humildad y sapiencia. Compromiso. Es una horrenda sensación de orfandad espiritual.

Le susurro...mi vida entera.

Ya no quedan preguntas sin respuesta, ni emociones en los silencios. Ni nostalgia en los matices, ni siquiera una pizca de querencia por aquello que fundió dos vidas en un universo. Ser consciente de esa oquedad inflama las cicatrices y distorsiona la realidad. ¿ Alguien camina por el aire... o nada por tierras angostas...? Ya no lo sé...ni quiero.

Amaré de su recuerdo lo que la luz enamoró al azul. Y sabré caminar por donde el dolor y las cicatrices te recuerdan que por primera vez en vida comprendí el sentido de nuestra existencia:

El camino lo siembra, mima, nutre y protege.. al buen querer.

Y ese, cuando acaba, por acabado o inanimado no es más que el esfuerzo cotidiano por hacer felices, por luchar, por creer y sentir que el infinito es ayer.

Qué mañana quizás no despierte.

Y ahora no siento estar vivo.


  Ícaro ©


{Rescaté del olvido este mugriento escrito. Rescaté del ayer, roído un retal... de como uno mismo crece a semejanza y coraje del hacia delante.}





Ícaro




Insisto, es sanísimo... tanto como beber tres litros de agua al día y de noche....

...tirar de la cadena al acabar.

Y cerrar la puerta, por favor.

Gracias.

La ventana se puede dejar entreabierta.

Corrientes.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Naderías....

San Agustín, retrato Philippe de Champaigne






                                 Texto de San Agustín en una postal navideña del siglo IV dC



                                 "Conversad y bromead entre vosotros, servíos bien,
                                 compartid libros de dulces palabras, intercambiad
                                 naderías y procuraros atenciones mutuas".


                                 San Agustín, Obispo de Hipona: Confesiones. Siglo IV











Cuidaros muchísimo y disfrutad de vuestros seres queridos, de las personas que amáis y os aman. Estaré ausente entre dos, tres semanas. Aunque a finales de mes saldrán publicados posts programados. Se acaba otro y empieza el dieciséis. La vida en esencia es puro camino... pura senda.

Que estas fechas tan entrañables, íntimas y abarcantes os den paz y alegría.

Os llevo en mi corazón.

Naderías....





lunes, 14 de diciembre de 2015

Heartwarming

De las andadas a los amores perros, de las esquirlas a si te he visto no me acuerdo.
Entre las unas y los otros.
Me quedo con la y.


Hugo & Ícaro

















[Press delete, read once]



Últimamente me castigo demasiado, severamente, olvido los placeres que los sentimientos, las emociones manan y me enrosco en los laberintos. 

El xeso empieza a emparanoiarme y me sabe a casi nada. Busco los tres "te amo" de mi Judas más querido y el perdón de mi reina, soy un ganapanes ácrata. Pero claro, seré imbécil, los tres "te amo" no se pueden comprar, alquilar, los "tres te amo" te los escupe quien bien te quiere y entre lo saborío que ando y entre tanto tumbo indolente espero que la tumba no me acicale con una ristra de laurel, que podría ser bien el matasellos para el inframundo.

No pasa nada.

Son épocas.


Ahora es época de vendimia. De aprender. De prepararse.

Y siguiendo con los espejismos, el amor perro es una divina excepción, es un oasis en el desierto. Es pura chispa, puro vicio, pura ternura. Sabe escuchar y discernir. Elegante y hermoso, bellísimo cuando se viste e inteligente cuando se desnuda jugando con los verbos transitivos. 


Momentos insospechadox.

Siento que la orquídea no es flor de un día, siento que las orquídeas son mi vida. Pero sé que no estoy preparado para que se me coma el dolor de cuajo y hasta entonces, hasta que me abra su camastro, hasta que me despeje y despoje de sábanas encandenadas y me den las buenas noches sus ojos, su mirada le seré leal donde más duele: en la sinceridad. Y ahí estoy, aquí entre los mimos de guante blanco y los payasetes que juegan con el agua tibia mientras se lavan despacio y entre risas, aguardando que las circunstancias se rindan. Mucho amor entre algodones. El algodón, es conocimiento.

Imagina. El silencio comido, corrido a besos. Imagina. Los cuadros de cara a la pared. Imagina. El rubor con cara de ángel endemoniándose. Imagina. No encontrar respuestas y preguntarle al estofado ruso que especias faltan y cuales huelgan. Soplar a un palmo, mientras se apelmaza el caldo, y se espesan las acuarelas por definir. Untar los dedos y comerse las muñecas. Restregar la espalda al suelo y que su sombra no se apiade. Imagina. El silencio chasqueando pellizcos, lametones, mordiscos y succionando poros enredados en una salsa calabresa hirviendo, mientras las uñax se dejan chupar como la cuchara de madera se deja querer por las malas lenguas. Mientras las uñax recuerdan, de un lado a otro, tantos cuadros rotos, tantos cuadros por colgar, tantos cuadros por redondear, por cuadrar, por olvidar. Tantos cuadros por nacer. Imagina, la dulce y tersa ira de Diox cuando no tiene nombre, tiene cuerpo de alma endiabladamente enigmática. Celosa de que los ojos extraños sólo se queden afuera, sin penetrar ni un milímetro más, ni unas horas de menos. Imagina. El reto, es sostener la mirada, sin pestañear. Y agachar. Rozarse de frente y olerse. Repasarse con los ojos cerrados. Y recordar aquel lugar donde el tiempo se nos muere al nacer el ritmo. El compás. Imagina, que no comes, que no te comen, que preparas el jaleo con harina de otro costal. Imagina que desbaratas rituales, intenciones, arquetipos que te desimaginan antiguas prendas, antiguas mañas, antiguas mariposas enjauladas entre cualquier jueves triste y el jueves de resurección.

Imagina que Diox te farfulla mirándote a los ojos y te esputa toda la fé olvidada, mientras uno se confiesa con todo el dolor del alma y toda la carne pagana.

E imagina el más absoluto de los silencios.
Sólo se toca la respiración, sólo se roza la inspiración.

Las manos se dan la cara.

Los labiox se muerden las ganas.

Los cuerpos, clavados en pie... a dos dedos del pulgar. El meñique se inquieta, impaciente.

Sosteniéndose, midiendo romperse. Asaltarse, quebrarse para entregarse a los cabos sueltos, a los nudos magros.

El más pequeño, siempre pasa inadvertido. Siempre parece que lo arrinconan. Pero.... no, preside el esplendor.

De acero y fondo blanco, y un pequeño galón de cinc.

El más pequeño, no posee color, ni brillo, ni siquiera la fantasía necesaria para deslumbrar. Bajo el espejo. Y en diagonal desde el sillón de cuero zalamero, es como un santo y seña de la conciencia, de la consciencia. El más pequeño, guarda secretos y la más ortodoxa de las biblias carnales. No contiene letras, ni lecciones, ni te dice lo que se ha de hacer o deshacer. Pura simbología, su misión es pequeña. Recordar que la noche no es una gótica sombra, sino un camino sombrío... repleto de rosas y espinas, plagado de estrellas fugaces, de algunas luces y mucha oscuridad. Su valor es incalculable, nos posiciona. No en lugar, ni tiempo. Sino en espacio y aire. Aire y espacio. Despacio, despacio, despacio. Aire y espacio. Servilletas de acero y tenedores de papel. Cerveza y agua, mucha agua. Entre la mesita oval y los cuchillos de porcelana. El silencio tintinea, rasga y rompe. Y el cúmulo de pasos de cebra da lugar a un libro de cabecera..... El paisaje de mi tierra, la desnudez de mis tierras. Tómalas por y dónde quieras. Como gustes. Son a ratos tuyos, luego de nadie. Son nadies, los míos.

Olvidamos los
xesos. Los trapos y las tropas. Las luces. Las horas. Amanece. ¿O anochece....?

El
xeso duerme.

Huele a café denso, profundo, chorros de conversación sobre colillas y cenizas en el Monte del Olvido, en el dintel de tus manoscuenco.

El argumento se sostiene bajo las prendas desperdigadas por Pulgarcito.

La dulce y tersa ira de Diox, es como el alma y el cuerpo del más perro de los amores.

Su alma no deja de desprender lo que desearía encontrar más allá de aquellas cuatro paredes. No puede disimularlo. Hay miradas, ojos que entierran una atrayente nostalgia que desquicia a las palabras. De gestos apocados, mastica despacio y traga pausadamente. Mira serena y contempla la expectativa. Mientras sus cabellos parecen pendientes libres del lóbulo de la costumbre. Su alma es noble, auténtica y directa. Su celo es cazurro, sus celos humanos, sus miedos de persona persona persona y su angustia, compartida. ¿Quién no muerde, quién no ladra a sus angustias.....? 

 
Hablar con la boca llena es de mala educación, y si algo tenemos, es una peculiar educación, buena, suficiente y discreta. Tragamos y con las puntas de las servilletas las comisuras suben las cremalleras, descorchan los encajes y relamen las pequeñas motas de polvo, de polen. De adioses. Y de reencuentros imposibles en el olvido del nunca un lazo anudó más despacio que el correvuelanada de su soslayo.

Los botones hacen el resto.

El ojal de la prudencia.

Imperdonable, la tersa ira de Diox, imperdonable amor perro.





[Béndita paz interior. Huesos enterrados]


 Ícaro ©