Los cuatro puntos cardinales son tres: el Norte y el Sur.

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sábado, 13 de junio de 2015

72


Belén B.
Ícaro



                                                   
 



La puerta es el respeto.

No hay nada más frágil que una bisagra.

Ni algo tan liviano como el barniz de la piel.

No hay nadie en el umbral.

Y todos en el dintel.

Chirrían los dientes de las jambas.

Y el alféizar, tontorrón, se desmorona.

La puerta es el respeto.

De fuera a adentro.

Y desde dentro, hacia afuera.

El faldón se acicala terso, latente.

Y el tímpano se cruza.

El corazón se escupe.

El beso de Judas.

El grito de Klimt.

Beethoven en el camarote...

Sonatas de Munch.

La furia serena de Verdi.


                                                    

La risa de los Marx.

El jadeo del jaleo.

El gemido más temido.

Y la parafernalia se ralentiza.

El teatro de los sueños pierde peso.

Y la fé se engorda de bambalinas circenses.

La puerta es el respeto, dice esa mujer. Mal dice.

Y nace el hombre que se ahoga con el rabo de la manzana.

El pecado de la pudiente y podrida codicia.

La puerta es el respeto, dice ese hombre

y muere la mujer de la divina comedia.

Dante masculla.

Y Alejandro se zampa Troya.

Mascagni tropieza.

El pájaro de fuego, arde.

Once suman dos.

El uno se funde.

La puerta es el respeto.

Cierto.

Tan cierto, como que aquella caverna de monstruos desvirga

a María del santo sudario.

Cierto.

Tan cierto, como áquel monstruo de celofán

deambulando sobre la cáscara de nueces... dejándose llevar, traer.

La puerta es el respeto.

De acuerdo.

Cierto.

Como que la lealtad, la honestidad y la fidelidad no deberían maquillarse.

Alardear las pestañas, ni la pitera encandilar.

La puerta es el respeto.

Como la pendiente de los lóbulos, y los pendientes

del ojal desmemoriado.

Y aquella serenata, como una turbia nana se amilana, se descuerda, trampea y

se jacta himno, cantinela o tarareo.

La puerta es el respeto.

Pero nunca debería ser una frontera.

Jamás la saña de aquellas palabras que hacen 

gárgaras con todas tus lágrimas.....

72, el edén.

La pureza y la honestidad ni la abrió, ni la tapió.

Se entreabre en cada beso. A cada roce. En todo abrazo.

Así siga yendo.













Ícaro


Flip flop

Ícaro



 


Ícaro

Ícaro





 




Flip flop.

 Se dejaron tus ojos unos zapatos en el alféizar.
 Cuando haga la cama seguiré lamiendo tus tobillos.
Maldita incercia, flip.
Maldito despertador, flop.
Se emborrachó de felicidad el sudor,  Sweet Eyes.
Sudaba y crionizaba labelo por mor al placebo...
 ..ergo, moebius en ese universo de asfalto y monstruosa belleza que fornica rascacosquillas. 
Los tobillos sin tornillos... 

Cucharita suite.
Cucharada oli.
Cucharón Love Seeds.

Flip flop....
El alquitrán fundido, licuado...
...flip, flop.
El sentido de las agujas del reloj de arena... invisiblemente certero.
Nabucodonosor las sembró en Babel...

Babilonia en la inopía.

...y el corcel libando hierbabuena, hierbafresca, hierbamiel.

Sandalias Fly

Ay, ay que dulce flip flop sobre el asfalto y el camastro.... 







Ícaro





Sueños de sueños

Autor Antonio Tabucchi, fotografía Ícaro

 

 

 

Sueño de Francisco de Goya y Lucientes, pintor y visionario 

 

 

La noche del primero de mayo de 1820, visitado por uno de sus interminables desvaríos, Francisco de Goya y Lucientes, pintor y visionario, tuvo un sueño.
Soñó que su amante de juventud estaba debajo de un árbol. Era el austero campo de Aragón y el sol estaba en lo alto. Su amante estaba en un columpio y él la mecía de por vida. Ella traía una sombrilla con encajes y reía con risa breve y nerviosa. Luego su amante se tiró al pasto y él fue tras ella para revolcarse. Rodaron por la pendiente de la colina hasta llegar a un muro amarillo. Treparon al muro y vieron a los soldados, iluminados por una farola, fusilar a los hombres. La farola no venía a cuento en aquel soleado paisaje, pero alumbraba tenuemente la escena. Los soldados hicieron fuego y los hombres cayeron formando un charco con su sangre. Francisco de Goya y Lucientes sacó entonces el pincel de pintor que llevaba en la cintura y avanzó blandiéndolo amenazadoramente. Los soldados, como por un encanto, desaparecieron, asustados por aquella aparición. Y en lugar de los soldados apareció un espantoso gigante que devoraba la pierna de un hombre. El pelo lo tenía curtido y la cara lívida, dos hilos de sangre bajaban por las comisuras de su boca y tenía los ojos vendados, pero con todo reía.
—¿Quién eres? —le preguntó Francisco de Goya y Lucientes.
El gigante se limpió la boca y dijo: —Soy el monstruo que domina la humanidad, la Historia es mi madre.
Francisco de Goya y Lucientes dio un paso hacia adelante y agitó el pincel. El gigante desapareció y en su lugar apareció una anciana. Era una bruja desdentada, con la piel de pergamino y los ojos amarillos.
—¿Quién eres? —le preguntó Francisco de Goya y Lucientes.

—Soy la desilusión —dijo la anciana— y domino al mundo, pues todos los sueños de los hombres son breves.
Francisco de Goya y Lucientes dio un paso hacia adelante y agitó el pincel. La anciana desapareció y en su lugar apareció un perro. Era un perro chico enterrado en la arena, su cabeza era lo único que tenía afuera.
—¿Quién eres? —le preguntó Francisco de Goya Lucientes.
El perro estiró con fuerza el cuello y dijo: —Soy la bestia de la desolación y me burlo de tu pene.
Francisco de Goya y Lucientes dio un paso hacia adelante y agitó su pincel. El perro desapareció y en su lugar apareció un hombre. Era un anciano rechoncho, con la cara flácida e infeliz.
—¿Quién eres? —le preguntó Francisco de Goya y Lucientes.
El hombre sonrió cansado y dijo: —Soy Francisco de Goya y Lucientes, contra mí no podrás hacer nada.
Y en ese instante, Francisco de Goya y Lucientes despertó y se vio solo en el lecho.

Autorretrato  Francisco  De Goya


   


Francisco De Goya y Lucientes.

Zaragoza, 1746 - Burdeos, 1828.

Nació pobre y murió pobre. Estudió pintura en Madrid; viajó a Italia, donde visitó Roma y Venecia. En la corte de España conoció favores y desgracias, éxitos galantes y ardientes amarguras. Fue protegido de la duquesa de Alba, a la que inmortalizó en sus cuadros. Lo visitó una esporádica locura. Sus Caprichos, dibujados en 1799, le costaron un proceso ante la Inquisición. Retrató visiones aterradoras, los desastres de la guerra y las desventuras de los hombres.








Espantapájaros... al forn

Amparo




No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! 
Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma! 
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres. 
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. ¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. 
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. 
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo! 
Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? 
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

autógrafo





                                 

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Solos






                                         

















                                         








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Nader y Simin, una separación (2011)

















domingo, 31 de mayo de 2015

Miss Take (Mistake)



Raymond Elstad




*

Queridodiado silencio:

Creo que es el veintidosavo folio que engurruñado voy a lanzarlo con el codo.

Las florituras, cuando llevas veintiuno de veintiuno, empiezan a apolillar el lado lúcido del cerebelo, que el oscuro ya tiene sus vicios, sus escondites, sus artimañas, sus propias trampas. Con el codo, para que luego no digas que si te dejo en bandeja de plata es fácil, que si de gancho te me atolondras, que si de lanzamiento lejano me ayudo de las cucarachas que forman el vértice secreto del encantamiento. Sin bloqueos, ni estratagemas.... a pecho descubierto. Intentaré no embarullarte en mi aramea lengua de trapo, ni confundirte con giros al infierno.... procuraré susurrarte con voz a flauta dulce aunque el escupitajo me pinte la raya que el cielo repele... al tímpano, al yunque de lo inintiligible pero suficientemente firme para que sepas que me dirijo a tu alma de acero.

Quiero que sientas como me siento, no hay más.

No sé por donde empezar, pero no importa, me apetece garabatearte un cuento.... no es ni el de abolengo, ni de sapos, ni de hadas, ni uno de camuflaje, ni un carnaval de Venecia, ni una fábula de Edipo, ni Peter Pan en el país de las maravillas... es un cuento arrancado de cuajo con el bisturí de la vida negra, con las tenazas que la úlcera somnolienta y compulsiva segrega coágulos de angustia gelatinosa, lágrimas que se repudian a ellas mismas, gritos que ensordecen la densa espesura del bosque inflado como cuando el payaso sonríe mientras le lloran los ojos del alma.... no quiero que me huyas, que rehuyas la respuesta de mi eco más sincero, no quiero que te escondas como un cobarde que salta al vacío evitando el sudor sanguinolento de tus pasos desordenados.... quiero, deseo que te sientes, que me escuches, que si no sientes que debas tocarme, que no te marches... que me acompañes en esas noches perras, lobas de gatas lunas y de gemidos enmarmolados.... quiero, deseo que te sientes, que me escuches, que si no me sientes... me toques en tus sueños más primitivos.... allá donde la lucha, la perfidía, el ocaso de la razón te proporciona el alivio de sentirte deseado por unas manos que apartas, por una boca que rechazas, por un vientre que lames.... pero que al fin y al cabo al miedo, no le des tregua.

Quiero que sepas que me he enamorado de tu saliva alegre, de tus fluidos pegajosamente cadentes... como el suero de la vida eterna. Quiero que sientas que me guardo para ti, hasta que decidas rebanarme la aorta de la lujuria con la sencillez de tus manos atadas a mi pecho..... deseo que me sientas en tu vientre, queridodiado.... como crece, como creces, como crezco, como se engrandece que del puro vicio, del puro egoísmo la humanidad se transforma en una mota de sangre blanca. Leche paterna. Madre bastararda.

Sólo una, es suficiente para mancillar la catedral que se construyó con el tesón de tus manos y las naúseas del hoy, hoy es pasado....mañana quizá no estés. Y arremolinadamente, difuminas el murmullo de una oración rebelde.... te enclasutras, te clavas y me ofreces, a lo que nadie tendiste porque nadie te escucha y nadies son los sonidos ininteligibles... me abriste a la piel de tu interior, a los pliegues de tus lagos oscuros, ocultos, me lloraste y confiscaste al duelo filantrópico por despecho.... me dijiste todo, sin decirme nada.... estremeciéndote, ruborizándote, agachando tu lengua en la mia, mientras mascullabas palabras que no se olvidan.... que como piedras se posan en aquellos rincones que nacen sin que nadie sepa donde moran, donde se descubren.....

Queridodiado silencio, los dos tenemos miedo, pánico..... yo porque me quiero dormirmuriendo a tu vera, y tú despiertasyacabas a la de ella. Y ese sonido martilleante que forja el lazo umbilical, ese sonido que no tiene cuerpo de voz, pero si arrullo de conciencia.... no puede evaporarse aunque levantes muros de quimeras, muros de mentes ajenas, muros de tiernas alcobas.... y ese sonido, esa cancioncilla te despierta y te encela, te emperra, te machaconea y agrede en cuanto los mandamientos sagrados del orden celestial se desmoronan y se baten en duelovuelo, en lucha fraticida... como balas de carne que nos recuerdan que cualquier armadura está hecha de carne, de huesos.... de alma.






El desorden es meridiano, el caos es absoluto. Y no estoy bien. Y no estás bien. De la opípara cena de los silencios compartidos, a la huelga de hambre de silencios distantes.... fascinante algarabia de estados de sitio, de ánimos encubiertos, pero los pensamientos, los malditos deseos no se alejan, no se entierran por muy lejos que tu cuerpo arrastre a tu alma.... estamos en perfecta armonía, sincronizados con el dolor, la pasión, las lágrimas y las telas de araña, yo te quiero escuchar, yo te quiero rozar, abrazar y tu me ofreces un te quierodio.

El relicario de imágenes es un abalorio, ya impregnado, por siempre. Cuando me dijiste en el altar de la desnudez del alma.... que durante tantos años cubriste mi corazón, que durante algún lustro el acero había ocupado tu cor, no te viste los ojos, no te viste los labios, no debiste jamás haberme mirado a la lengua que arrinconaba cualquier palabra inventada, cualquier frase por escribir..... existe un lugar en los sentimientos incapaz de expresar y reflejar lo que un estremecer, un encoger, un rodear, un clavar confieren.... existen momentos en la vida de una persona donde el sentido y la razón se olvidan de los trajes de saliva, de los zapatos planos, del maquillaje y de los cepillos; se olvidan incluso de quienes queremos ser, porque en definitiva somos como somos.

No hay más, sencillamente queridodiado silencio todo queda guardado en un cofre de tez rosada, de escamas y branquias abiertas, de labios entrecortados, resteñados y redimidos del pasado.

No temas, no me importa, no te recordaré, ni siquiera hurgaré donde el pasado no debe existir. En la oscuridad, en la más lúgubre distancia, donde se enrocan los miedos, siempre brota tu gris, mi azul.

Y ambos queridodiado, sabemos que aquella lluvia de invierno, preñada de oscuridad, prisas y remolinos, sembró la espina dulce, la que segrega el dolor, la que esparce olvido y vehemencia.... ahora cuando el frío es intenso, cuando la noche durante veintitres horas....me dispongo a engurruñar el cejo, el veintidosavo, el sueño.... entre el lino de tus caricias y la seda de tus mimos.

Ahora que ya sabemos por donde camina el acantilado, sólo te ruego, sólo te pido que me sigas odiandoqueriendo en silencio.

Habrá una noche, no se cuando, pero llegará.... que necesites escupirme llorando, tembloroso, abatido, rendido, desbocado..... ese día por lejano que parezca....estaré ahí aguardando a que la espera que ahora parece eterna, sea sólo un instante.

Habrá valido la pena, porque de lo más sincero, de lo más honesto, siempre nace vida. ¿Y qué es una vida sin lo que más quieres.....?

Un maldito silencio.

Te odio con toda mi alma.






*Más de un lustro y ahora ni tiene vigor ni valor ni osadía. Ahora es un recuerdo de un charco preñado de hiel crionizada y un ápice que brota en el olvido. Thanks, little by little...





El tomate mariposa o como la belleza siempre vuela de la palma de la mano y de cualquier atisbo...

Ícaro






Moebius.

Andaba casi por dónde Secretario Coloma cruza Escorial.

Y el tomate mariposa se postró sin morera ni raf. Sweet eyes jugaba con los aguacates y la extinción de las nodrizas, arquetipo lechero y acuoso dónde los haya. Y el juice celestial se confundía. No era de noche, encara.

Harry se quedó a medias. El francés català de López es psycho killer y el cuento de abolengo en dos partes. Vol. I., Vol. II.

Hice la instancia de Cómo ser mujer y La verdad sobre el amor.

El juez fidedigno se entauró de librar la sentencia: No hay tomate mariposa ni belleza eterna.

Nos liamos un papel en el banco del 72.

Disertamos sobre los troncos de las acelgas y las raíces de las gírgolas.

El truco es sacarles el agua.

Y la oruga, cuc, cendrer.... erosionaba aquella cremita fría que daba calor... ¿ o era calor qué congelaba ?...

El hummus de los camellos berenjena pululaba y cualquier atisbo del tomate mariposa quedó disipado.

Liberamos las gírgolas con la sal de hierbas y la duda quedó centrada.

De una tacada se fundió la noche.

Ahora sí, era cerrada y eterna. Abierta a las fuentes y a las aigües.

Aún así nos quedaron un buen puñado de razones para conciliar el baile de la Virreina y aquella pequeña plaza de cuyo nombre no logro acordarme.

¿Rovira.... quizás....?

Tiene Gràcia.

El tomate mariposa de perfil. Y cualquier atisbo vuela de la palma de la mano...

¿La belleza?

Xumar.











La mejor manera de leer Cómo ser mujer de Caitlin Moran publicada en Anagrama: divertirse, entender que lo que hace la autora es mostrarnos un particular punto de vista respecto a los problemas a los que ella se enfrenta al ser mujer; pero también la manera en que se carcajea cuando rompe con las tradiciones impuestas por un patriarcado al que patea en el trasero sin antes poner las cosas entre los hombres y las mujeres en su lugar. Particular punto de vista: hay que repetirlo. Frente al mundo donde ella se desenvuelve. Va de sus primeras lecturas feministas: La mujer eunuco de Germaine Greer, hasta el problema del vello púbico, las tetas, la gordura, el amor, la moda, los hijos, el sexo, etc. En breves textos que se pueden leer de manera conjunta o independiente.

Toma los temas en el aire, los aterriza de la mejor manera, controla bien el balón en la cancha, con una prosa que se deja, que a la vez que exige atención entretiene, nos habla lo mismo de Silvia Plath y Dorothy Parker que de la Gaga, del dominio masculino milenario, toma tal vez un poco de aire antes de disparar, hace unas cuantas encuestas con sus seguidores en twitter (@caitlinmoran), y dispara hasta obtener por Cómo ser mujer el prestigio de ser libro del año en los Galaxy National Book Awards tras vender 500 mil ejemplares y preparar en estos momentos una versión cinematográfica, Film4.





Pensé en nosotros. Podría recomendar que su lectura se hiciera obligatoria con tu pareja, desnudos bajo las sábanas, cada uno puede ir leyendo una página, igual y hasta debatir; al llegar a la mitad, dejar el libro en la mesita de noche, junto a las dos copas de vino, y hacer el amor, repetir nuestro mismo pleonasmo. Tienen su encanto libros así. La verdad sobre el amor bien vale leerse en pareja.

“¿Me quieres?”. ¿Qué es el amor a fin de cuentas, Lejana? Un sentimiento que nosotros nos encargamos de relacionar con el afecto, las emociones, la afinidad entre seres y tantas y tantas definiciones más. ¿Te has vuelto a hacer la pregunta? También sabemos que en torno al amor hay ritos que lo vuelven más emocionante, más atrevido, quizás, y hasta más hermoso, y que todo depende de la fé que tenga la pareja, de sus creencias para poner en acción dichos mecanismos. Recalco este punto para poner en evidencia lo que nos hizo falta, hace y hará falta.



Ícaro