....encontré ésta belleza de texto doblada y perfumada sobre un asiento de cuero roído y manuseado en un viejo taxi barcelonés.
La mirada que lo escribió debe ser una criatura de los más sensible, profunda, tierna y dolorida. He de reconocer que llovía a cántaros y entiendo perfectamente tanto lo gris, armónico, impulsivo y gutural de su escritura difuminada, corrida y apresurada... Conservo el pequeño papel, y ayer de nuevo lo releí.
Me sigue estremeciendo por su cercanía. Por su querencia. Por la esencia que lo envuelve.
Dos palabras mágicas: azul, paraguas.
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Fotografía: Ryan W |
" Era mi paraguas, mi favorito y tú lo sabías.
No es que fuera nada del otro mundo pero me gustaba su color azul turquesa y su palo de madera. Me recordaba a aquellos paraguas de época y tenía su encanto. Además de mi color favorito.
Y llegó el día.
Habíamos pasado, ya, muchos días tormentosos pero siempre volvíamos. El paraguas nos protegía de todo mal tiempo.El nuestro y el meteorológico. Lo compartíamos.
Y llegó el día de relámpagos incontenibless estabas hecho un basilisco y lo rompiste. Lo destrocé me dijiste dejándolo atrás. Retrocedí incrédula obligándome a creer que exagerabas.
Lo recogí del suelo.
El palo partido y las varas rotas. Cogí las dos partes y corrí a mi rincón a encarrarme mientras gritabas detrás de mí.
Intenté arreglarlo, me obsesioné. Sentí como el paraguas algo personal. Sentía que era yo y pensaba que si lo arreglaba me reparaba a mi misma.
No tenía solución, no había nada que hacer.
El paraguas estaba roto. Yo estaba rota, abandonada.
Así me quedé sin paraguas un día de lluvia. Sola.
Porque a veces las cosas me las hago mías. Y porque yo era ese paraguas. Si hubieses recapacitado, vuelto atrás, recogerlo y al menos tratar de arreglarlo todo, ahora, sería distinto. "
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