Cambios
Puede cambiar la vida
sus ramas, como un árbol
cambia las suyas desde
el verde hasta el otoño.
Puede, pilar oscuro,
suplicio oscuro puede
recubrirse de frutos
como un mes de verano.
Ah puede también caer,
caer no sé hasta dónde,
como cae el poema,
o el amor en la noche,
hasta no sé qué fondo
duro y ciego y terrible,
tocando el agua madre
el manantial del miedo.
Cuando Ida Vitale (Montevideo, 1924) habla de sus
lecturas nunca olvida a la escritora sueca Selma Lagerlöf (la primera
mujer que obtuvo el premio Nobel en 1909), responsable de que a los
nueve años descubriera el placer de la lectura. «Fue por un cuento que
me dio a leer una profesora, 'El maravilloso viaje de Nils Holgersson'.
Cuando pienso en esos años las lecturas eran muy emocionantes. Todo era
un descubrimiento. Años después lo volví a leer y me di cuenta de que
muchos momentos del libro, muchos personajes, eran simbólicos. Como ese
águila que, de tanto estar enjaulada, cuando por fin se le abre la
puerta para que pueda volar es incapaz, porque se ha acostumbrado al
cautiverio. Pensé que en cierta forma era la historia de las mujeres
cuando empezaron a conseguir su independencia». Después vendrían Poe,
Dostoievsky o Tolstoi, y los 'Episodios Nacionales' de Galdós que leyó
al completo por consejo de otro de sus maestros José Bergamín.
Ida Vitale, con una larga y reconocida trayectoria
poética en su equipaje, está en España participando en el programa Poeta
en Residencia que organiza la Residencia de Estudiantes. Y ayer pasó
por Valladolid para participar en la apertura de las II Jornadas de la
Fundación de la Lengua, en las que, bajo el sugerente título de 'Lo que
me ofreció el mundo y lo que intenté hacer con ello', explicó que en la
vida y en la literatura nada surge de la nada, de cómo se parte de una
admiración y de cómo es ese proceso en el que un escritor tiene que
superar la edad susceptible a las influencias y elegir».
La autora de 'Palabra dada' o 'Parvo reino' hace honor a
su apellido y no muestra, ni en su aspecto ni en su conversación,
huellas de los ajetreados días que le han precedido: talleres de poesía,
encuentros con escritores, conferencias... Tampoco, como es tan
habitual, da muestras de impaciencia por una entrevista que se alarga
hasta el límite de la siguiente conferencia. Y es que detrás de cada
libro, hay una historia y parece que prefiere hablar de las obras
ajenas que de las suyas propias.
-En sus libros destaca una voz intensa ajena a la grandilocuencia que se hace patente en obras como 'Reducción del infinito'.
-Quizá sea una tendencia natural. Lo que más me gusta en
la música, por ejemplo, es lo que tiene menos notas. No me gustan tanto
las sinfonías, con todas las salvedades, claro está. Siempre preferiré
un concierto de cámara. Será porque la brevedad obliga a cuidar esos
pocos elementos. Siempre preferiré la música barroca a la romántica.
-Se considera una escritora esforzada, que corrige mucho, o deja que las cosas fluyan.
-No soy de las que se obligan. No me impongo un poema
diario. Claro que ahora estoy escribiendo una novela y eso implica otra
continuidad. Incluso desde el punto de vista físico: el hecho de
sentarse a la máquina y estar delante unas horas. Yo que siempre he
escrito lentamente, primero con la máquina y ahora con la computadora.
La poesía es distinta. A veces uno le tiene más amor a algo que salió
solo. Ese es el misterio de la poesía. Por qué uno escribe poesía. Por
qué se parte de algo que parece dictado o escrito por otra persona.
-En poesía es frecuente que el aliento se apague.
¿Se considera afortunada porque en su caso eso no haya ocurrido? Los
críticos hablan de cómo ha mantenido la intensidad.
-Debe de ser una cosa casi misteriosa de la naturaleza.
Cuantos escritores importantes y fundamentales tienen logros tempranos
pero luego o porque se mueren o simplemente no escriben más. Como el
caso extraño de Rulfo, con esas dos obras extraordinarias ('Pedro
Páramo' y 'El llano en llamas'), y luego durante toda la vida se hacían
bromas porque todo el mundo le preguntaba por qué no escribía otra
novela y él pare quitárselos de encima hablaba de una que estaba
escribiendo pero de la que jamás se supo nada. Y lo que escribió era
perfecto.
Y la conversación deriva hacia la dificultad de mantener
los logros cuando estos llegan pronto. Y cita el caso de Alessandro
Baricco, el autor de 'Seda'. Porque no todos pueden ser García Márquez:
«Él tiene una novela corta espléndida, 'El coronel no tiene quien le
escriba', que me parece la mejor. Y a la que no se le puede quitar nada
porque nada sobra. Pero él sí ha mantenido el nivel».
Lo que no se ve
Vitale, que también ha ejercido la crítica literaria y el
ensayo, era profesora de Literatura en su país natal cuando en 1973 la
dictadura militar la obligó al exilio. Se estableció en México entre
1974 y 1984 para trasladarse después a Austin (Texas) donde vive desde
1989. Reconoce que el exilio influyó inevitablemente en su obra.
«Sí. Tiene que estar ahí, y eso que yo no hago lo que se
llama poesía de la experiencia, aunque de alguna forma toda la poesía es
de la experiencia. Cómo si no. El exilio fue una catástrofe, pero luego
pude darme cuenta de que fue un favor que le debo a la vida. Porque
después del desarraigo, de lo que supone arrancarte de los amigos, de tu
entorno, tienes la oportunidad de encontrar otra gente, con otros
rasgos... Sobre todo porque Uruguay se había convertido en un sitio muy
cerrado. Ya no era el país que había recogido a los exiliados
españoles... Así que haber podido disfrutar de ese ensanchamiento ayuda a
la poesía... Aunque también es cierto que en la poesía uno escribe de
los déficits, de aquello de lo que carece, de ese árbol que veía en su
país y ahora echa de menos, o de ese pájaro que ya no ve... Ah! La luz
de Montevideo que es tan peculiar...».
Angélica Tanarro
¡ Que amor más puro, tierno y leal, cariño ¡
ResponderEliminarUno de los AMORES de tu vida, lo sé.
ResponderEliminarIdas y venidas.
La gran avenida de la vida.... la único y mejor universidad.
Por cierto, la banda sonora de Herrman de Taxi Driver, es alucinante.
Un abrazo, sincero y profundo.
Reduccion al infinito, recuerdo cuando en Bogatell el sol deslumbraba la azalea de Somerville. Apasionante mujer.
ResponderEliminarSiempre estás yéndote para quedarte....
ResponderEliminarAmo a Ida.
ResponderEliminarElla me sacó del spellbound y del moebius.
Sus letras, sus silencios, sus guiños, sus "Gotas"....
....hicieron que mi vida diera un cambio de 360º
La amo en cuerpo y alma.
Gracias por vuestras letras, por ser y estar. Os quiero
Me encantáis los dos, vaya dúo. Canallas, construís para derrocar fronteras y muros; quilombos y pesquisas.
ResponderEliminarUn abrazo fundido
P.d.: La señorita Downs por faavorrrrr prfprfprf