A la edad de 30 años, Pedro Linares López, quien era cartonero de oficio y originario de la ciudad de México, enfermó y quedó inconsciente y en un profundo sueño, el cual le revelaría criaturas extrañas que cambiarían su destino como artesano de La Merced, en Ciudad de México.
Enfermo y sin acceso a médicos que pudieran tratar su enfermedad, sus hermanas trataron de hacer que reaccionara con remedios caseros. No lo lograron, y al final no podían hacer nada más que rezar y encomendarse a los santos por la salud de su hermano.


En medio de su propio velorio se levantó repentinamente, se escuchó una expresión de asombro entre rezos y exclamaciones al verlo reaccionar de lo que parecía su muerte. Pedro ya estaba totalmente recuperado, y a partir de entonces empezó a recordar su sueño y quería que su familia y todas las personas conocieran a esos animales fantásticos. Aprovechando su habilidad de cartonero, Pedro Linares tomó un pedazo de papel y moldeó esas figuras, las pintó igual que como estaban en sus sueños, y así les dio vida a los alebrijes.
"Alebrije" es una palabra en caló (lenguaje gitano adoptado) que quiere decir "cosa enredada difícil y de tipo confuso o fantástico"
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