28 de julio [1962]
Quise decirle: "Ven a mí, ahora que nadie nos ve, ahora que lo verde de este maléfico
jardín entró en la austeridad anónima de una noche de verano. Ven a mí: si vienes, las
estrellas seguirán siéndolo, la luna no se cambiará con colores ultrajantes ni habrá
metamorfosis dañinas. Nadie verá que tú vienes a mí. Ni siquiera yo, pues yo ya estoy
muy lejos, yo ya estoy en otro mundo, amándote con una furia que no imaginas. Ven a
mí si quieres salvarte de mi locura y de mi rabia, ten piedad de ti y ven a mí. Nadie lo
sabrá, ni siquiera yo, pues yo estoy vagando por las calles de otra ciudad, vestida de
mendiga vieja, acoplando tus nombres a canciones obscuras que son como puñales
para fijar mi delirio. Mi sangre, mi sexo, mi sagrada manía de creerme yo, mi porvenir
inmutable, mi pasado que viene, mi atrio donde muero cada noche. Oh ven, nada ni
nadie lo sabrán nunca. Aun cuando yo no lo quiera ven. Aun cuando yo te odio y te
abandone, ven y tómame a la fuerza".
No hay comentarios:
Publicar un comentario