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Fotografía: Amy Helene Johansson |
Manos que pueden agarrar.... ojos que pueden dilatarse.... cabello que puede erizarse, si debe. Estas cosas son importantes, no porque una altisonante interpretación pueda encajarse sobre ellas, sino porque son útiles.
Comenzamos a darnos cuenta del precio que paga el que depende de la belleza: queda librado al horror.
La paz comienza con una sonrisa.
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