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Ícaro |
Andaba un perro flaco por calles muertas de frío.
No sabía por donde seguir aquel camino que el instinto y las circunstancias le habían abandonado a la intemperie. Era tarde para volver donde la cuna siempre sirve un plato de sopa caliente pero ínsipida y sin sustancia. Y su decisión, meditada y auspiciada por el escozor le había arrastrado a perrear, callejear y doblar esquinas donde los muros siempre son una lanzadera a quien sabe que lugares, que situaciones, que insospechadas vivencias le aguardarán....
...Quería vivir así para morir vivo, antes de frío que de pena, que las calles son la familia más grande para los solitarios descubridores, para los abandonados a los encantos de las penumbras, para los que vagan por buen camino.
Había estado doce años bajo aquella estúpida figurita de Kosta Boda, un jarrón con asas en el culo y tapón en las orejas de los brazos, abstracta y snob, carísima pero que rompía la armonía de su sueño eterno. Doce años, entre cuatro baldosas de dos por dos, y soportando las gracias de los mal criados monstruitos que le hacían las mil y una perrerías. Sí le cambiaban el agua cada dos días y le vacunaban contra la rabia cuando el despertador enseñaba los dientes de las horas humanas, a pasear cuando tocaba echar la basura y a juguetear cuando el aburrimiento defenestraba su caprichosa y consentida vida.
Le tenían como aquella figura aparente y resultona, su linaje, su estirpe en el mercado negro alcanzaban cifras mareantes. Sospechaban que sólo su madre y sus tres hermanos eran los únicos supervivientes de su especie. Su padre murió olisqueando y husmeando rastros de desaparecidos y al no tener hermana alguna nunca sentiría como la mirada tierna se abrazaría a su mullido pelaje, conversando sobre las obras y las gracias de la raspa que el pescado zozobra cuando lo cazan bajo redes de piel escamada, ni de como se chupa y entresacan las carnes sabrosas que crecen del hueso. Para paladear lo que aquellos gigantes ni advierten, ni lamen. Las sobras en sobres de látex con nudo de corbata y lazo al container.
Un día de diciembre la veterinaria le había diagnósticado cataratas azules y en su lomo canoso un parásito solidario, le chupaba la sangre y de la herida parida montaba una colonia de grandes hermanitos. Se daba la casualidad, que transportaba en sus patas traseras lo mismo que maldecía entre ladridos y días de hastio. La medicación había surtido efecto.... en cuatro días como nuevo, pero aquella noche donde los santos inocentes se desnudan ante la debilidad decidió huir, escapar y convertirse en un auténtico perro callejero.
Hurdió una maquiavélica estrategia, con sus patas delanteras y unas nueces llamaría la atención de su dueño haciéndole creer que su hocico era mortero y sus bigotes un virtuoso payaso; su rabo un trapecista y su buena fé una patinadora rusa que dejaba en la corta distancia la navaja del degolle como reclamo de persuasíón.
Todo estaba milimétricamente planeado, emperrado en por fin liberar su alma, no temía que surtiera un efecto contrario a su diatriba y asumía la pizca de riesgo que entresacar y liberar cadenas otorga.
Prefiero morir en el intento.
A vivir en el desencanto de los amantes de las paradojas.
Con la bolsa plena de desechos y la correa de guía, sus fauces enjuagaban tres nueces. Las cáscaras empapadas en bilis y resbaladizas desprendían una musiquilla siniestra y embaucadora entre los bastidores de su cielo perverso, su amo siempre bajaba por aquella escalera de caracol correteando porque creía que se llega antes así que volando con la fantasía.
Fue fácil. Demasiado.
El lazarillo escupió las nueces cuando bajaban por la planta dieciséis, y las suelas hicieron el resto. Fue un alucinaje en pocos segundos. No murió porque cuando por encima de su espalda salió liberado a la calle eterna, el muy terco ni hizo ademán de buscarlo, sino que simplemente y en un do menor resignado le susurró desternillándose: Ojalá yo estuviera en tu lugar; corre, vuela y no te pares jamás.
Las garrapatas descubren a la piel muerta que el alma no tiene cáscara.
Y sí, savia nueva donde la sangre antes estancada se iba de juerga con los mosquitos y las arañas, y ahora desentierra los huesos quebrados de áquel esqueleto que oxidaba sus recuerdos y la plata de sus diabólicas correrías.
El siguiente paso, fue quitarse el bozal, y cortarse las uñas. Volaba a cuatro patas y el rabo era el timón de su conciencia.
Llámalo perro, llámalo ladrido. Llámate perra, aunque la llamen luna.
Callejero sin calles.
Y la música quieta.
Anda un perro callejero por la única calle que amó en su vida.
No sé pensar si no te veo,
ResponderEliminarno puedo oír si no es tu voz,
en mi soledad
yo te escribo y te entrego
en cada beso el corazón.
Ohh
Se apaga el sol en mi ventana
y hace tiempo que ya no sé de ti,
dime cómo te ha ido,
si también estás sola
y si piensas en mí,
sigo aquí.
En todas las palabras, mil caricias y miradas,
tú me dabas lo que nadie me dio en mi vida.
Tu recuerdo me consuela, me desvela ,
me envenena tanto cada día.
¿Qué harías si te pierde este pobre corazón?
Y no me crees cuando te digo que la distancia es el olvido,
no me crees cuando te digo
que en el olvido estoy contigo aunque no estés,
y cada día, cada hora, cada instante pienso en ti y no lo ves,
no me crees.
No sé soñar si no es contigo,
yo sólo quiero volverte a ver
y decirte al oído todo lo que te he escrito en este papel,
entiéndeme.
En todas las palabras, mil caricias y miradas
tú me dabas lo que nadie me dio en mi vida.
Tu recuerdo me consuela, me desvela ,
me envenena tanto cada día.
¿Qué harías si te pierde este pobre corazón?
Y no me crees cuando te digo que la distancia es el olvido,
no me crees cuando te digo
que en el olvido estoy contigo aunque no estés,
y cada día, cada hora, cada instante pienso en ti y no lo ves.
Y no me crees cuando te digo que no habrá nadie que te quiera como yo,
cuando te pido que en el olvido no me dejes sin razón,
entretenerme en el recuerdo es el remedio que me queda de tu amor.
Y si me entrego a ti sincero
y te hablo al corazón
espero que no me devuelvas un adiós.
Y no me crees cuando te digo que la distancia es el olvido,
no me crees cuando te digo que
en el olvido estoy contigo aunque no estés,
y cada día, cada hora, cada instante pienso en ti y no lo ves.
Y no me crees cuando te digo que no habrá nadie que te quiera como yo,
cuando te pido que en el olvido no me dejes sin razón,
entretenerme en el recuerdo es el remedio que me queda de tu amor.
No me crees.
No me crees, Efecto Mariposa
Precioso como todo lo que escribes, ya sabes que tatataytv ctma...
ResponderEliminarif you want me
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=VBLDP0Etp3Y&feature=fvsr
Ahora me pregunto si es que toda la vida
hemos estado aquí. Pongo, ahora mismo,
la mano ante los ojos -qué latido
de la sangre en los párpados- y el vello
inmenso se confunde, silencioso,
a la mirada. Pesan las pestañas.
No sé bien de qué hablo. ¿Quiénes son,
rostros vagos nadando como en un agua pálida,
éstos aquí sentados, con nosotros vivientes?
La tarde nos empuja a ciertos bares
o entre cansados hombres en pijama.
Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio
arriba, más arriba, mucho más que las luces
que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados.
Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel.
Jaime Gil de Biedma
Mi favorita...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=wtVSfINZA4I&feature=relmfu
....tahlt
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=FkFB8f8bzbY
Entiendo perfectamente que la luna te ladre, Ícaro. A mí cuando llena me tienta, roto me deja. Buen blog. Saludos desde Ses Illes
ResponderEliminarNuestra madre es una gata perra. Desde la del "Aire" todo se deja hacer y entender. Salut
EliminarTodo se desgasta y hasta agota. Enhorabuena Icaro. Llegas. Y lo sabes.
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